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Opinión | Alto el fuego en Gaza
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Tres preguntas incómodas

Cualquier solución sobre el futuro del enclave tiene que proteger a los palestinos para que se queden en la Franja

Desplazados palestinos caminan con sus pertenencias por la calle Al Jalaa de Ciudad de Gaza, gravemente dañada por los bombardeos israelíes, este domingo.

Desplazados palestinos caminan con sus pertenencias por la calle Al Jalaa de Ciudad de Gaza, gravemente dañada por los bombardeos israelíes, este domingo. / ABDEL KAREEM HANA / AP

Gaza es un solar. Mas del 90% de sus casas e infraestructuras ha desaparecido dejando un paisaje de telas y plástico que hacen las funciones de techo para los dos millones de personas que sobreviven a la masacre. Mientras los primeros pasos de este alto el fuego avanzan, la cumbre de paz en Egipto tendrá que hacer frente a muchas incógnitas, entre ellas tres decisivas.

La primera es cómo se va a garantizar que Israel no vuelva a atacar una vez consiga los rehenes. Está por ver quién formará una fuerza militar que se despliegue en la Franja. Su misión no debe ser dar garantías a Israel, sino asegurar que los palestinos puedan existir como pueblo, pero ¿Quién va a aportar 50.000 soldados?

La segunda es quién va a formar el gobierno palestino. La propuesta administrativa de EEUU deja las decisiones en manos de figuras extranjeras como el propio Donald Trump o Toni Blair, excluyendo prácticamente la presencia palestina.

Pero la tercera, tal vez la más difícil de resolver es quién va a pagar la reconstrucción de este inmenso cementerio de escombros. Se va a necesitar una década, si todo va bien, para rehacer infraestructuras, edificios y recuperar una economía local capaz de autofinanciarse. Mas de 50.000 millones que en principio, si no se crea un tribunal ad hoc no saldrán de las arcas israelís como reparación de guerra y que difícilmente pueden salir de una Europa con enormes restricciones fiscales tras los aranceles y el gasto en defensa. El plan de Trump de crear un fondo de inversiones es más una trampa que una solución, ya que sobrepone los intereses privados extranjeros a las necesidades locales.

Ninguna de las tres cuestiones tiene salida fácil, al tiempo que todas son incómodas. Pero hay un principio que debe prevalecer en las tres decisiones, la idea de que cualquier solución tiene que proteger a los palestinos para que se queden en Gaza. Un camino largo y complicado. Pero celebremos al menos que con este primer paso del alto el fuego hoy no van a morir niños o personas inocentes por las bombas y el hambre.

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