Salir trasquilados

Alizzz durante su actuación en Sónar 2025
El Sónar, sobre todo su edición de día, ha sido durante muchos años el mejor festival de Barcelona. La fórmula mágica combinaba el sol, un recinto asequible y el aliciente constante de descubrir nuevas propuestas de ritmos electrónicos. Era mejor —mucho mejor— cuando se celebraba en el recinto del CCCB, incluso cuando estábamos allí como sardinas; con el traslado a la Fira de Montjuïc pudo crecer sin desmedirse y mantener la esencia. Fue uno de los riesgos acertados que asumió aquella dirección. La brújula la llevaban sus tres fundadores —Ricard Robles, Enric Palau y Sergi Caballero—, que esta semana se han desvinculado del festival tras 32 años. Lo que queda es un icono que entra en una nueva etapa, con nuevos gestores y un debate público más crispado que nunca.
La paradoja es que la última edición ha sido, en cifras, la más exitosa: 161.000 asistentes. El récord, sin embargo, llegó atravesado por la polémica: el debate sobre la propiedad del festival —hoy integrado en el grupo Superstruct— y la adquisición de ese grupo por parte de KKR incendió las redes, provocó cancelaciones y abrió una brecha entre la comunidad artística, el público y la organización. ¿Puede existir la cultura sin compromiso social? ¿Son compatibles las 'due diligence', las hojas de Excel y el 'compliance', ser un activo dentro de una cartera global, con ese compromiso? Existe un público del Sónar —el que ya se descolgó el año pasado y el que fue con el corazón dividido— que es exigente y vincula la marca con su contenido. Para muchos, ese romance se rompió. Encarnaba una Barcelona inquieta e innovadora, arraigada a la ciudad, que descubría talento internacional y era, a la vez, escenario y oportunidad para el talento local. De la ciudad al mundo, cuando la ciudad todavía era de sus ciudadanos. Cómo ha cambiado la historia. Allí muchos vimos por primera vez a Rosalía, en un escenario pequeño, mucho antes de su eclosión —por poner el ejemplo más evidente. Ese gesto —mirar de cerca, antes de que el mundo mire— era una de sus señas de identidad.
No sé qué será el Sónar a partir de ahora. Que la edición más polémica, con cancelaciones tanto de artistas como de público, haya llenado más que nunca dice mucho de nuestro tiempo, tan lleno de lo global y tan vacío de lo esencial. En Barcelona a menudo salimos trasquilados.
Suscríbete para seguir leyendo
- Silvia Abril, Mario Vaquerizo o Arturo Valls: los famosos que han dicho sí al nuevo programa de aventuras de Atresmedia
- El aviso del arquitecto Jordi Martí: “Si no se interviene ahora, los edificios con más de 50 años serán un lastre para las familias”
- Fabricantes y supermercados prevén un gasto extra de 600 millones por el sistema que les obligará a almacenar los envases usados
- Javier Solís, experto inmobiliario: 'Si has vendido tu casa en 350.000 euros y has tenido una ganancia en la venta, te toca pagar 55.000 euros en impuestos
- Rosalía visita 'La revuelta' por primera vez: su celibato voluntario, el dinero en el banco y un pulso con Broncano
- La banca dará a Talgo 1.270 millones en financiación a cambio de que la mitad los garantice el Estado
- Catalunya apuesta por los trenes de 100 metros de Alstom y deriva los de 200 metros de Stadler a Madrid
- Así interpreta un experto de Harvard la primera señal de radio del 3I/ATLAS detectada desde la Tierra
