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Opinión | En clave europea
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Macron, símbolo de la crisis en la UE

Macron apura el plazo para nombrar a un nuevo primer ministro para una Francia ingobernable

El presidente de Francia, Emmanuel Macron.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron. / THOMAS SAMSON / POOL / EFE

El comportamiento del presidente francés, Emmanuel Macron, ha sumido al país en una persistente crisis institucional y presupuestaria. Macron constituye un símbolo de la crisis política y social que afecta a la Unión Europea (UE), donde el descontento ciudadano desatendido erosiona la credibilidad de las instituciones y ha propulsado a la ultraderecha como la fuerza más votada en Italia, Francia, Países Bajos, República Checa, Polonia, Austria y Hungría y en la segunda más votada en Alemania, Suecia y Rumanía. La actitud de Macron está causando tal daño institucional a Francia, que desde las propias filas macronistas se empieza a pedir su dimisión, como hizo el 7 de octubre su ex primer ministro Édouard Philippe.

Pese a la preocupación por el éxito electoral ultra, ni los grandes partidos tradicionales, ni la UE dan una respuesta efectiva al descontento ciudadano (desigualdad, pérdida de nivel de vida, coste de la vivienda, deterioro de los servicios públicos e inseguridad). Por el contrario, la Comisión Europea parece preferir enajenarse de la confianza ciudadana al alinearse esta semana con las aerolíneas contra los derechos de los viajeros al expedientar a España por haber multado a las compañías áreas por cobrar por el equipaje de mano. El Tribunal de la UE ya sentenció en 2014 que estaba prohibido cobrar por el equipaje de mano.

Macron, desde su elección como presidente en 2017, se ha comportado como si dispusiera de un masivo respaldo popular, cuando en realidad su victoria en la segunda vuelta de las presidenciales de 2017 y 2022 se debió a que los ciudadanos le dieron un voto a favor de la República para evitar el triunfo de la ultra Marine Le Pen, no a él, ni a su programa. Macron solo logró en la primera vuelta el 24% de los votos en 2017 y el 27,8% hace tres años. En la segunda vuelta de 2022, pese a competir con Marine Le Pen, solo recibió el 58,5% de los votos. Actualmente, Macron es rechazado por el 80% de los franceses y solo cuenta con la confianza del 15%, según el sondeo de Verian.

Imposición sin diálogo

El presidente Jacques Chirac reconoció que su victoria en 2022 frente a Jean-Marie Le Pen no era un voto a su programa y, por ello, se mostró dialogante y abierto a pactos con las demás fuerzas políticas. Macron, en vez de seguir el ejemplo de Chirac, optó por imponer sin diálogo su política antisocial y de regalos fiscales a los ricos y las grandes empresas y aprobó por decreto medidas impopulares cuando carecía de respaldo parlamentario, abusando del articulo 49.3 de la Constitución.

Tras la revuelta de los chalecos amarillos y antes de las presidenciales 2022, Macron prometió cambiar de forma de gobernar. Pero una vez reelegido mantuvo su línea personalista y sin diálogo, con el agravante de haberse quedado en 2022 sin mayoría parlamentaria. Además, Macron se ha negado a asumir la derrota de la coalición macronista en las elecciones anticipadas de 2024, donde recibió el 24,5% de los votos, por detrás de la Reagrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen y sus aliados (37%) y de la coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular (25,8%).

Pese a que desde julio de 2024 la izquierda constituye el grupo parlamentario más numeroso de la Asamblea Nacional, Macron ha rechazado hasta ahora las diferentes propuestas conciliadoras para nombrar un primer ministro de izquierda y ha impuesto tres primeros ministros conservadores. Michel Barnier y François Bayrou fueron depuestos por el voto de la Asamblea y Sébastien Lecornu dimitió el 6 de octubre a los 27 días de ser nombrado y pocas horas después de anunciar su Gobierno.

Déficit y deuda de récord

Las políticas de Macron de rebajas fiscales y subsidios a las empresas han causado la actual crisis presupuestaria francesa con un déficit público del 5,6% del PIB y una deuda pública equivalente al 115,6% del PIB. La deuda pública francesa se ha incrementado en más de 1 billón de euros desde el inicio de la presidencia de Macron en 2017 y sus rebajas fiscales han causado hasta la mitad de ese aumento, indica el Observatorio Francés de Coyunturas Económicas (OFCE). Las rebajas tributarias han recortado la recaudación anual en 62.000 millones, según el Tribunal de Cuentas francés, y el coste presupuestario de los masivos subsidios a las empresas asciende a 211.000 millones anuales, según el Senado. Bayrou cayó en septiembre por exigir un ajuste presupuestario de 44.000 millones, que debían soportar principalmente la clase trabajadora y la clase media, mientras que el gasto militar seguía disparado.

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