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Opinión | Literatura
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Eva y Bernat

No se escribe mejor por ser un cabrón. Un escritor que se amputa la empatía se está castrando

La escritora y periodista Eva Piquer.

La escritora y periodista Eva Piquer. / —

Conozco a Eva Piquer hace años, la respeto, la quiero. También conozco, respeto y quiero hace años a Bernat Dedéu. ¿Y ahora qué? Lo que sigue no es ningún ejercicio de equidistancia. Es un intento de entender el horror que aflora con el último libro de Eva, 'Difamació'.

Yo no tenía ni idea de que hace diez años, ya muy enfermo el marido de Eva, el periodista Carles Capdevila -a quien también conocí, respeté y quise-, Bernat Dedéu escribió que si Carles moría, Eva se convertiría en una “Pantoja catalana” que explotaría su condición de “viuda de la tribu con hijos". De haberlo sabido, dada la confianza con Bernat desde que nos conocimos en Nueva York -donde yo le llamaba hijo, y él me llamaba madre …- me habría quitado simbólicamente la chancla y se la habría tirado a la cabeza. Le habría dicho: la has cagado mucho, y espero que le pidas perdón a Eva.

Ya supongo qué me habría dicho y dirá. Que los escritores siempre se pican entre ellos (Góngora y Quevedo), que el mundo cultural es demasiado endogámico, que a las mujeres ahora no se nos puede decir nada sin que te llamen misógino, etc.

En 'Difamació', Eva deja caer que el estilo de provocación de Bernat ya está inventado, que esto ya lo hacía otro a quien no cita, pero no cabe duda: Salvador Sostres. No descarto que Dedéu comparta con Sostres cierta nostalgia testosterónica, cierta tendencia a confundir la transgresión con ser un cabrón. Quizás incluso cierta convicción de que a los catalanes nos falta espíritu cabrón para ir por la vida. Pero todo lo que en Sostres parece cabronada sincera, en Dedéu suena falso. Impostado. Sostres tiene motivos para hacer 'bullying' a las mujeres, que no han sido nunca su mejor mercado. No es el caso de Bernat.

¿Por qué un chico inteligente, culto, atractivo y que escribe bien, como Bernat Dedéu, se esfuerza tanto en parecer peor persona de lo que es? ¿Por qué de toda la gente que podía atacar, tenía que elegir a Eva Piquer? A mí se me ocurren unas cuantas mujeres en la posición de Eva que, si les pasa esto, no pierden ni un minuto de sueño, no digamos diez años, y desde el primer momento se habrían querellado o buscado un sicario.

Lo más conmovedor del libro de Eva no es la denuncia. Es la admisión valiente e intensamente humana del duelo. Es este párrafo: Una parte de mí es consciente de que no hay nada que sepa hacer mejor que leer y escribir. La parte más vulnerable de mí, en cambio, puede llegar a pensar que mi difamador tiene razón. Que quizá no sé leer. Que quizá no sé escribir ”.

Nadie puede ser reducido a lo que parece representar. El problema no es que Eva Piquer sea una chica de Nou Barris con más éxito literario que un chico del paseo de Gràcia que cree que escribe mejor que ella. Lo cual nunca sabremos, porque él cogió un atajo en lugar de defender una obra. No dudo que Bernat habría podido hacer buenos libros, pero sus prioridades fueron otras.

Siempre sentí ternura, también literaria, por Eva Piquer, porque tiene una voz creíble incluso si no estamos de acuerdo en todo -que no lo estamos - o si su forma de pensar es más apreciada por el sistema que la mía. No creo que ella hubiese cambiado de forma de pensar de no ser el caso, como no lo he hecho yo. Quizá no fue su suerte casarse con Capdevila, quizá Capdevila tuvo suerte de ser marido de ella, que se quedó en la retaguardia criando hijos, sacrificando más de lo que ganaba. Ah, y ya me contarás, Bernat, por qué la literatura autobiográfica es heroica si viene de Hemingway, y ridícula si viene de una mujer…

Por lo mismo, la condición de Bernat de chico de buena familia que se dedica a escribir y no a ganar dinero puede explicar cosas. Cierta presión familiar y social para triunfar puede hacer mucho daño.

Digan lo que digan Nietzsche y Sostres, no se escribe mejor por ser un cabrón. Un escritor que se amputa la empatía se está castrando. Creo que Bernat debería pedir perdón. Y que sería fantástico que Eva le perdonara. Porque detrás de “un escarnio clasista, misógino y cruel” puede no haber aberración ideológica, sino un chico que también se pregunta, asustado: "¿Y si no sé leer? ¿Y si no sé escribir?".

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