Opinión | Partidos políticos
Carles Francino

Carles Francino

Periodista

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Pudimos

Me indigna que estemos pasando casi de puntillas por la conspiración policial, política, judicial y, desde luego, mediática que se montó para cortar las alas a Podemos

Pablo Iglesias anuncia que cierra la taberna Garibaldi y su traslado a un local más grande

Lucía Feijoo Viera

El batacazo de las decepciones suele ser de tamaño proporcional a la cantidad de ilusión generada. Ocurre en el amor, en la amistad, en el trabajo y también en la política. Muchos militantes, simpatizantes y votantes del PSOE lo estarán sufriendo en sus carnes con el escándalo Cerdán-Ábalos-Koldo. El artículo de Javier Cercas en 'El País' pidiéndole a Sánchez, directamente, que dimita es un buen termómetro de esa decepción. Incluso más que el fuego amigo de antiguos dirigentes socialistas, capitaneados por el incombustible Felipe González, que conoce de primera mano lo cara que puede ser la factura de la corrupción. Aunque las decepciones en política, como en todo, pueden llegar a través de otras vías; por ejemplo, lo que en tenis se conoce como errores no forzados. El naufragio de Ciudadanos sería un ejemplo clarísimo. La presencia menguante de lo que fue Podemos, también. Creo, además, que en ambos casos el factor humano ha tenido un peso decisivo. Pero estos días que el deporte nacional de rasgamiento de vestiduras lo practican, sobre todo, desde la (ultra)derecha, van apareciendo nuevas evidencias de los manejos que algunos armaron contra la formación que lideró -y que, espiritualmente, lidera- Pablo Iglesias. Y no me parece de recibo ignorarlo.

Podemos propulsó, hace una década, un potente rearme ideológico y moral de la izquierda, como respuesta a un derrumbe económico que no dejó títere con cabeza. La caída de las fichas de dominó empezó con la quiebra de Lehman Brothers, pero el meollo de la crisis estaba en un desaforado capitalismo especulativo, donde la obsesiva búsqueda de beneficios era la única prioridad. Ahí seguimos, por desgracia. Y ahí sigue Podemos, denunciando esa y otras cosas. Con menos influencia que hace diez años y con algo de sobreactuación, en busca del espacio perdido. Yo no comulgo con algunas de sus diatribas, pero me indigna que estemos pasando casi de puntillas por la conspiración policial, política, judicial y, desde luego, mediática que se montó para cortarles las alas. Nunca sabremos del todo si no pudieron, no supieron o no les dejaron.

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS