Opinión | Violencia de género
Ana Bernal-Triviño

Ana Bernal-Triviño

Profesora de la UOC y periodista.

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Los terroristas machistas no paran

El feminismo no es una amenaza. La verdadera amenaza es seguir ignorando que hay hombres dispuestos a matar por no tolerar un 'no'

Guía para entender el fenómeno 'incel': de la machosfera a la píldora roja, la regla del 80/20 y el lema "tu cuerpo, mi decisión"

Tributo floral en la calle en la que Jake Davison, simpatizante del movimiento 'incel', asesinó a cinco personas el pasado 12 de agosto.

Tributo floral en la calle en la que Jake Davison, simpatizante del movimiento 'incel', asesinó a cinco personas el pasado 12 de agosto. / BEN BIRCHALL

Un joven de 18 años en Francia, arrestado antes de cometer un atentado. Quizás piensen que era un yihadista, pero no. Era un machista. Pertenecía al movimiento 'incel', ese que odia a las mujeres, a las que culpa de sus fracasos amorosos y de todo lo posible. La investigación apunta a que se había radicalizado en las redes sociales y que era admirador de esa ideología misógina. Lo detuvieron cerca de su instituto, con dos cuchillos grandes en una mochila. Su intención era la de atacar a mujeres. Tenía inspiración en centenares de vídeos de TikTok, donde los referentes de contenidos machistas campan a sus anchas

Esperaba unir su nombre a los de otros 'incels', considerados héroes. Recordamos nombres de terroristas etarras o yihadistas, pero poco se reconoce a los 'incels' que ya atentaron. El primero, en 2014, Elliot Rodger, en California. Un mártir de la causa. Con cuchillos, armas de fuego y atropellos, ocasionó seis muertos y catorce heridos. En 2018, Alek Minassian y el atentado en Toronto, Canadá. Atropelló y mató a diez personas y dejó dieciséis heridas. En el mismo año, otro atentado en Florida, con dos mujeres asesinadas en un estudio de yoga. En 2021, Jake Davison. En su tiroteo murieron cinco personas, incluida su madre. 

El FBI y otras agencias comienzan a clasificar a la violencia 'incel' como una forma emergente de extremismo. La Comisión Europea recoge varios análisis sobre sus desafíos. La noticia del 'incel' francés no ha tenido mucha trascendencia más allá de sus fronteras. Por supuesto, los 'influencers' machistas ni se han inmutado con la información. Y una no puede dejar de preguntar qué pasaría si la noticia fuese al revés. Si lo que trascendiera es que, desde hace diez años, hay un movimiento de mujeres que odiasen a los hombres al punto de matarlos y atentar. Qué pasaría si en peligro no estuvieran nuestras vidas, sino las suyas. Pueden imaginar que esos referentes machistas en redes no tardarían ni un minuto en dedicarle horas a este tema. Ya lo hacen con las feministas, que no odian a los hombres, sino que tienen un reconocimiento de una desigualdad que nunca han corregido ni con atropellos, ni tiros ni cuchillos, sino con la palabra y las instituciones. 

Habrá quien diga que en España esto aún no ha llegado. No estaría segura con las veintiuna mujeres asesinadas en este año. Igual que tampoco lo estoy cuando leo noticias como la joven drogada, encerrada y violada dos días por una manada de Zaragoza, que ahora está en juicio. O cuando me acuerdo del crimen a Nagore Laffage por estas fechas o con el violador en serie de Valencia, que compartía contenido misógino y de ultraderecha. Por eso una no deja de sorprenderse de que, a pesar de este contexto, aún haya hombres que se sientan molestos con algunas reflexiones feministas. El feminismo no es una amenaza. La verdadera amenaza es seguir ignorando que hay hombres dispuestos a matar por no tolerar un 'no'. Piden que no les ofendamos, pero somos nosotras las que seguimos contando violadas o muertas.

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