
Periodista

Joan Cañete Bayle
Joan Cañete BaylePeriodista
Periodista y escritor. Director de Estrategia de la Oficina de Proyectos Editoriales de Prensa Ibérica. Entre otros trabajos, ha sido corresponsal de El Periódico en Jerusalén y Washington DC. Autor de las novelas 'Expediente Bagdad' (a cuatro manos con Eugenio García Gascón) y 'Parte de la Felicidad que Traes', y del ensayo sobre el conflicto palestino-israelí 'Muros, bosques, tumbas: Un periodista en Jerusalén'
Lamine Yamal, icono generacional
El futbolista del Barça simboliza el empuje y el talento de muchos jóvenes que sienten como un dique normas y consensos de sus mayores
La impactante lista de invitados del 18 cumpleaños de Lamine Yamal: de Bad Gyal a Duki o Bizarrap
Bad Bunny lo vende todo y el fin del mundo se acerca

Leonard Beard.
En tiempos de polarización, de burbujas de información y de visiones individuales e intransferibles de la realidad, un extraño consenso ha surgido en Barcelona: el deseo por la camiseta del Barça de este año con el dorsal número 10 y el nombre de Lamine Yamal. La quieren socios y aficionados, la desean turistas y la anhelan los chavales que forman la ‘generación Lamine’, los que están de fiesta después de los rigores de la Selectividad, el Bachillerato o el primer curso universitario. Cuesta pensar en otro tema de conversación que genere consenso intergeneracional y entre barceloneses y turistas. Tal vez solo las quejas por el inclemente calor.
El Barça, en un hábil movimiento de marketing, no ha confirmado ni desmentido que el joven futbolista lucirá este año la mítica zamarra con el 10. En la web, el jugador de Rocafonda aparece con el dorsal 1?. La confirmación oficial y la presentación de la camiseta están previstas para dentro de unos días. Pero ello no ha frenado a los aficionados que compran camisetas de la nueva temporada, recién llegadas a las tiendas, y se graban ya el ‘Lamine Yamal’ junto al diez. No pueden esperar. Algunas ya se pueden ver por las calles de la ciudad.
La brecha generacional es una de las características de la conversación social. Se da en múltiples ámbitos: la alfabetización digital; el acceso a la vivienda y al mercado laboral; los salarios; la cultura laboral; las relaciones sociales, afectivas y sexuales; la calidad de vida; la vida con y en las pantallas; la cultura, el ocio y el deporte. Esta conversación a menudo es un diálogo para sordos. El reguetón y las músicas urbanas son un buen símbolo de que la conversación generacional se plantea en términos de Marte y Venus: el pasmo con el que las generaciones mayores escuchan el ritmo y las letras de la música que devoran los jóvenes es parecido al con el que los supervivientes de la Segunda Guerra Mundial recibieron los movimientos de cadera de Elvis Presley. ¿Quiere animar una cena de padres e hijos adolescentes? Saque el tema de los conciertos ‘sold out’ de Bad Bunny, las letras de Bad Gyal y el 'autotune' de Quevedo, y déjese llevar por el ‘flow’.
Sin embargo, Lamine Yamal genera consenso. Los jóvenes lo ven como el genio futbolístico que es y, al mismo tiempo, como un símbolo generacional. Está muy preparado (para lo suyo) y es insultantemente bueno, tanto que es mejor que sus mayores. Reacciona a su talento y a su trabajo con descaro, alegría, bailes y, sí, un puntito (a veces, puntazo) de chulería lúdica heredada de las peleas de gallos. Vacila y le vacilan, graba su vida en vídeo, la almacena en el móvil y la enseña para construir su imagen, su identidad y su reputación. Lamine Yamal es como se quisiera ver la chica que saca sobresaliente en todo y no encuentra trabajo de lo suyo, o el muchacho que cobra poco más que el salario mínimo a pesar de su licenciatura y su máster.
Los padres de los jóvenes también abrazan a Lamine Yamal porque el fútbol sí es un tema que les interesa, aprecian y conocen. Es el motivo por el cual Bad Gyal, otra estrella en lo suyo, genera escepticismo y cejas alzadas en la conversación generacional, y en cambio el crack de Rocafonda despierta admiración. Los regates, los túneles, los pases y los goles tienen más prestigio entre los mayores que el perreo, las rimas en 'spanglish', los minivestidos y las uñas de vértigo. Sucedió algo similar con Rosalía: su 'El mal querer' apelaba a un sonido que los padres de sus fans podían reconocer; Motomami ya les puso mucho más difícil aparentar que aún entienden el 'zeitgeist' de hoy.
En cambio, padres e hijos lucen juntos la camiseta número 10 de Lamine Yamal con idéntica pasión. Aun así, los 'boomers' no deben llevarse a engaño: la fuerza juvenil del futbolista y sus colegas de generación del Barça es solo una avanzadilla. En el resto de ámbitos (laboral, social, cultural, político), hay muchos otros Lamine Yamal esperando a que el dique se rompa. Con el reconocimiento de sus mayores, como en el caso del crack de Rocafonda, o sin él, como el devenir de la música demuestra: los conciertos de Bad Bunny como ejemplo.
Suscríbete para seguir leyendo
- Encuesta CEO: La crisis del PSOE no pasa factura a Illa mientras Vox y Aliança siguen al alza en Catalunya
- La UCO busca dinero de mordidas de la trama Cerdán en billetes escondidos en trasteros, azoteas o cuartos de contadores
- Lamine Yamal, el nuevo 10: 'Yo trabajo para el Barça, juego para el Barça, pero cuando salgo de la Ciudad Deportiva disfruto de mi vida y ya está
- Muere el periodista deportivo Javier Mardones a los 41 años
- Víctor Sandoval carga contra los responsable del fracaso de 'La familia de la tele': 'El responsable no es TVE, es la falta de dirección
- Una joven revela su método para aprobar las oposiciones en menos de 10 meses: 'Procrastinando como una campeona
- La cucaracha americana ya está en el 90% de las provincias de España: 'De mayor tamaño, más longeva y más adaptable
- Riis, el tramposo que destronó a Indurain en Hautacam: 'No soy digno de esa victoria