Opinión | Cerdán en Soto del Real
Joan Tapia

Joan Tapia

Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

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¿Puede seguir Sánchez?

Se agarra al clavo ardiendo del miedo de sus socios a un Gobierno PP-Vox, pero 'ir tirando' ya no vale. El mínimo exigible es que presente y supere una cuestión de confianza

El juez envía a prisión sin fianza a Santos Cerdán por integrar un grupo criminal, cohecho y tráfico de influencias

Sánchez dice que actuaron con contundencia con Cerdán y ahora es el momento de la justicia

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la IV Conferencia Internacional de la ONU / EFE

Juan Antonio Samaranch, antiguo presidente del Comité Olímpico Internacional, decía que la liturgia es clave y explica la perdurabilidad de la Iglesia durante 2.000 años. Me he acordado cuando el magistrado del Supremo, Leopoldo Puente, ha ordenado la entrada en prisión incondicional en Soto del Real de Santos Cerdán, hasta hace pocos días poderoso número tres del PSOE.

El gran golpe ya se produjo cuando el informe y las grabaciones de la UCO mostraron que Cerdán, Ábalos y Koldo eran un trío que conspiraba para enriquecerse con comisiones. Y por las conversaciones entre los tres personajes que muestran una catadura antagónica con la ética y el feminismo, tan ensalzados por Pedro Sánchez. Pero la acusación formal a Cerdán de organización criminal, cohecho y tráfico de influencias y su entrada en Soto del Real dejan al presidente en una situación aún más desairada y esperpéntica. Dos sucesivos secretarios de organización imputados y su hombre de confianza para todo en Soto del Real.

Hasta cierto punto, es tan escandaloso como el caso Bárcenas y la trama Gürtel que hicieron caer a Rajoy en una moción de censura socialista, en la que Ábalos tuvo un destacado papel. Fue para limpiar España y acabar con la corrupción.

Aunque la trama fuera solo una cosa del trío y no haya ni financiación ilegal ni más complicaciones, el presidente ha perdido mucha autoridad política y moral. En la crisis de gobierno de julio de 2021 Sánchez cesó a Ábalos, casi seguro por sospechas, y lo mantuvo como diputado en las elecciones de 2023. ¡Uf!, pero vale. Lo que es incomprensible es que cuando estalla el caso Koldo y Sánchez exige “excomulgar” a Ábalos, no solo siga confiando en Santos Cerdán, sino que en el congreso de Sevilla, hace seis meses, le entregue todo el poder en el PSOE, pues ni él ni María Jesús Montero, vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, se ocupan de Ferraz. ¿No sabía que Cerdán fue el segundo de Ábalos en el partido y, además, quien le colocó a Koldo García como asesor todopoderoso en el ministerio con mayor presupuesto del Estado?

Hay una clara responsabilidad 'in vigilando' y Sánchez no ha actuado con la mínima cautela, al encargarle también la delicada negociación con Puigdemont. ¿Confiaba en Cerdán porque le decía que sí a todo?

¿Puede seguir Sánchez? La moción de censura -el mecanismo constitucional para cesar a un presidente- ha sido descartada por el propio líder de la oposición, porque no puede negociar la mayoría requerida. Pero si Sánchez no dimite por voluntad propia, que sería lo lógico en una democracia no tan polarizada, tiene que presentar una cuestión de confianza. Y parece rechazarla porque es probable que no la superara.

El comité federal del sábado, donde debe nombrar un nuevo secretario de organización, y su comparecencia en el Congreso el miércoles 9, pueden ser decisivos. Hoy se agarra a un clavo ardiendo: el miedo de todos sus socios a un Gobierno PP-Vox. Pero el 'ir tirando ya no vale. El mínimo exigible es la cuestión de confianza.   

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