Opinión | Círculos Concéntricos
Martí Saballs Pons

Martí Saballs Pons

Director de Información Económica de Prensa Ibérica.

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Decidirán los accionistas

A pesar del dictamen del Consejo de Ministros, el BBVA no tirará la toalla. Habrá opa

El presidente del BBVA, Carlos Torres, en el curso de la APIE en Santander

El presidente del BBVA, Carlos Torres, en el curso de la APIE en Santander / APIE

Los accionistas de Banc Sabadell decidirán, a más tardar a partir de septiembre, si aceptan la opa hostil lanzada por el BBVA, cuyo folleto la CNMV puede admitir a trámite dentro de tres semanas. El dictamen del Consejo de Ministros no será ningún obstáculo para que, llegado a este punto, la entidad vasca siga adelante con un proceso donde los argumentos financieros y económicos han pesado tanto como los políticos, identitarios y sociales. En los últimos meses, y dentro de todas las opciones posibles que podía acarrear la evolución de la compra, el BBVA ya estaba barajando que el Sabadell se convirtiera en un banco independiente dentro de la estructura del grupo financiero, manteniendo su propia marca y negocio durante un tiempo indeterminado, manteniendo en sus cargos a directivos claves del banco presidido por Josep Oliu. Un caso histórico similar, aunque producto de la subasta realizada por el Estado, ocurrió con la compra de Banesto por parte de Santander. Desde que Santander se adjudicó Banesto en 1994 funcionaron con relativa independencia hasta su integración en 2013. 

Hay tres elementos fundamentales en la decisión del BBVA para no tirar la toalla. Primero: en el dictamen del Consejo de Ministros no se menciona específicamente cómo debe quedar estructurada la gobernanza de Banc Sabadell como entidad jurídica separada. Si el BBVA acaba obteniendo más del 50% de las acciones del banco catalán, tendrá derecho a nombrar la mayoría de consejeros y a tener, de facto, el poder real en la entidad. Otra cosa es cómo ejecute este poder. Segundo: el BBVA tiene el apoyo de la Comisión Europea. Uno de sus objetivos es acelerar la integración de las entidades financieras nacionales antes de abordar grandes operaciones entre bancos de distintos países. Para la Comisión, cualquier interferencia que impida avanzar en esta dirección le obligará a ejercer sus «competencias como guardiana.» Que un banco como el BBVA, cuyo negocio mayoritario procede de México y Turquía, quiera ser más grande en Europa de la mano del Sabadell, juega a su favor. El tercer argumento es personal: el presidente de BBVA, Carlos Torres, y su equipo sabe que si abandona la opa debe poner su cargo a disposición del Consejo. El orgullo evitará la rendición.

¿Se puede asegurar que BBVA ganará la opa? No. La decisión quedará en manos de unos cuantos fondos de inversión internacionales, desde BlackRock hasta Norges Bank, que son accionistas de ambas entidades y que acabarán decidiendo a quien otorgan la victoria dependiendo, no tanto del precio definitivo que pueda acabar retocando el BBVA a última hora, sino de las expectativas de crecimiento del negocio y de la acción. Si consideran que, en solitario, el Sabadell tiene más recorrido alcista, no dudarán en negarse a aceptar la opa del BBVA. Y el Sabadell aún tiene margen para nuevas sorpresas: desde ejecutar la venta de la filial británica TSB hasta encontrar el deseado caballero blanco que haga una oferta amistosa para comprar acciones.