Opinión | El pataleo
Josep Pedrerol

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Periodista

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La valentía de Nico

Dejemos que disfrute jugando al fútbol, que levante trofeos, quién sabe si la Champions. Y por supuesto, permitamos que pueda volver a San Mamés para ver a su Athletic

Vandalizan el mural de Nico Williams tras pactar con el Barça: "Has perdido el respeto"

Nico Williams, en una imagen de sus vacaciones.

Nico Williams, en una imagen de sus vacaciones. / nicolas_williams9

No traiciona a nadie. Nico Williams, simplemente, quiere mejorar en lo deportivo, crecer como futbolista, aspirar a cotas más altas en su profesión. Eso, que yo sepa, no es ningún delito. Deja el club de su vida para pelear por ganar la Liga y la Champions. Ese es el ‘pecado’ del pequeño de los Williams. Lo hará, además, con su ‘bro’ Lamine Yamal. Qué pareja. Son jóvenes, imaginativos, brillantes y ganadores. Quieren hacer historia juntos en el Barça. Sin duda, el Athletic es más que un club. Su filosofía es admirada y respetada en todo el mundo. Se trata de jugar con futbolistas de la tierra, con chavales que ríen, bailan y lloran con los suyos desde pequeños, cuando sueñan con la posibilidad de crecer en los valores de Lezama y debutar algún día en el primer equipo. Ese primer partido en San Mamés, ese rugir de la afición del Athletic Club, no se olvida. Nico siempre lo recordará porque siente el escudo. Y por eso merece irse sin crispación, sin pintadas y sin amenazas. Su hermano Iñaki no lo tendrá fácil ahora. Ha sido el primero en contestar públicamente a los que han borrado la imagen de su hermano de un mural. Y lo ha hecho con elegancia, como debe ser. Yo me quedo con una afición enorme, generosa, capaz de aplaudir al rival sin ruborizarse y que hace del estadio una caldera maravillosa. Bilbao respira fútbol por los cuatro costados y eso no lo van a ensuciar unos cuantos.

Julen Guerrero, el gran ídolo de los noventa, tuvo la oportunidad de cambiar de aires, quisieron ficharle los equipos más grandes de Europa. Y según me dijo en el Cafelito, siempre se negó a escuchar ofertas porque era feliz en Bilbao, cerca de los suyos. Nico se marcha, sí, pero pudo irse libre el año pasado y eligió renovar para dejar dinero en caja. Una decisión que se traducirá en más de 60 millones de euros para su club. Casi nada. Eso también es amor al escudo. Pensó en el Athletic y después en él. ¿Qué se le puede reprochar? Dejemos que disfrute jugando al fútbol, que levante trofeos, quién sabe si la Champions. Y por supuesto, permitamos que pueda volver a San Mamés para ver a su Athletic. Y que pueda hacerlo con tranquilidad. Porque, esté donde esté, su corazón seguirá siendo rojiblanco.