Opinión | Malos hábitos
Anna Grau

Anna Grau

Periodista, escritora y exdiputada en el Parlament

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Yo y mis vicios

Me encanta que las autoridades nos cuiden tanto. Por desgracia, sospecho que no miran tanto por nosotros como por sus dineros

El consumo de alcohol, preocupa a los médicos.

El consumo de alcohol, preocupa a los médicos.

Quien esto firma ya no cumplirá los 50. ¿Soy una madurita viciosa, de las que, según leo por aquí, quitan el sueño a nuestras autoridades? Veamos. Alcohol: digan lo que digan mis 'haters', bebo poco y cada vez menos. En casa nada y solo para socializar, algo que cada vez me da más pereza. Como no conduzco no soy ningún peligro al volante, ni por una copita de más o de menos, ni por ser mujer. Drogas: nunca he ocultado que estoy a favor de su legalización plena, en la línea del muy añorado Antonio Escohotado. Pero eso no significa que yo las consuma. Ingiero por las noches un poco de aceite cannábico desprovisto de contenido lisérgico. Empecé a tomarlo para disminuir mi dependencia de las benzos (con receta) para dormir.

Tabaco: siempre fue mi talón de Aquiles, la única adicción que no puedo controlar. Empecé a fumar a los 14 años. A los 35 lo dejé. En seco. ¿El secreto? Ajo y agua. Es decir, a joderse y a aguantarse. Créanme, no hay otra manera. El sufrimiento es inseparable de la abstinencia y, cuánto antes lo asumas, antes y mejor te vas a desintoxicar.

Tras veinte años, recaí en los cigarrillos electrónicos, que ya empiezo a consumir en demasía. Tengo un plan para volver al ajo y agua en cuanto acabe una novela que tengo entre manos. No es una excusa. La nicotina tiene contras pero también pros. Agiliza la mente y, en mi caso, el galope de la escritura.

Me encanta que las autoridades nos cuiden tanto. Por desgracia, sospecho que no miran tanto por nosotros como por sus dineros. Solo se preocupan cuando lo que recaudan en impuestos por nuestros vicios no compensan lo que se gastan en curarnos de sus ¿consecuencias?

Volviendo a Escohotado: como él, creo que la mejor campaña de salud pública es la que enseña a la población a cuidarse. No prohibiendo sustancias sino enseñando a hacerse responsable. Todo lo legal se puede regular. Todo lo ilegal sale de madre. Estamos siempre solos tanto ante nuestros vicios como ante nuestras virtudes. 

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