
Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

Joan Tapia
Joan TapiaPresidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.
Los puentes de Málaga
Los alcaldes coinciden en que sus ciudades han prosperado mucho, pero que los problemas -cambio climático, inmigración, turismo- no pueden hacerles morir de éxito
Javier Moll: "Es el momento de tender puentes para que los ciudadanos del Mediterráneo recuperen el protagonismo que les corresponde"
Jaume Collboni, alcalde de Barcelona: "El gran reto hoy es garantizar el derecho a quedarse en la ciudad"

La segunda jornada del II Foro del Mediterráneo, en imágenes / Fernando Bustamante, Rafa Arjones, Álex Zea, Francis Silva, José Luis Roca
“Málaga debe servir para tender puentes” afirmó el presidente de Prensa Ibérica, Javier Moll, al abrir el martes el II Foro del Mediterráneo que ha reunido a más de 250 personas para analizar los problemas de las comunidades y ciudades que bañan los 600 kilómetros de esta costa, desde Port-Bou a Algeciras. Y tras el director de la Fundación La Caixa -copatrocinadora del encuentro- Josep Maria Coronas, que afirmó que “solo hay progreso si progresamos todos”, los exprimeros ministros italianos Enrico Letta y Matteo Renzi y el presidente de CaixaBank, Tomás Muniesa, que habló de las consecuencias económicas de Trump en coloquio con Albert Sáez, director de EL PERIÓDICO, distintas personalidades y los grupos de trabajo de los diarios de Prensa Ibérica -desde 'Diari de Girona' a 'La Opinión de Málaga'- profundizaron en el estudio.
Málaga es un éxito porque ha sabido aunar el gran crecimiento del turismo y el impulso de un parque tecnológico y de varios museos -en especial, el Picasso, en la ciudad natal del pintor- para ser la sexta ciudad de España y un foco de atracción para toda Europa. Y ello con un alcalde, Francisco de la Torre (82 años), que lleva 25 en el cargo y que, aunque del PP, ya está por encima de las siglas.
Participaron tres presidentes autonómicos. Juan José Moreno Bonilla destacó la marcha económica de la comunidad andaluza, pero también la urgente necesidad de infraestructuras en transportes, agua y energía. Salvador Illa alertó de los riesgos de la gran confrontación que en estos momentos puede debilitar la democracia y aumentar la desafección ciudadana y recalcó que Catalunya quería ser un agente positivo en la España y Europa actuales. Y recordó la famosa canción de Serrat sobre el Mediterráneo (1971), un vínculo entre Catalunya y España. El presidente de Murcia, Fernando López Miras, se centró en el drama del agua y en la necesidad de mantener el trasvase Tajo-Segura. E insistió en que Murcia es el territorio -por encima de Israel- que recicla más agua.
Empresarios, como Marc Murtra y Antonio Garamendi, abordaron el horizonte económico. Destacó la presentación, por Arturo Briz, del índice de competitividad mundial del IMD que había salido la víspera. España, pese al crecimiento, solo ha subido un puesto en el ranking, al 29. Estamos mejor en infraestructuras (puesto 22), pero mal en eficiencia del sector público (puesto 56) e incluso del sector privado (41). Faltó tiempo para profundizar con Briz, un español que lleva fuera más de 30 años.
Los grandes asuntos fueron el cambio climático, la inmigración, el turismo y la vivienda. La inmigración es muy positiva, pero requiere muchos recursos para poderla integrar bien porque, caso contrario, genera tensiones. El turismo es una gran fuente de riqueza, pero -lo dijo Illa- hay que “regularlo para protegerlo”. Y en esto hubo un gran consenso en la mesa de alcaldes. Cuatro del PP: De la Torre (Málaga), María José Catalá (Valencia), Jaime Martínez Llabrés (Palma) y Noelia Arroyo (Cartagena), más Jaume Collboni.
Estas ciudades han vivido un gran éxito, ayudado por el turismo pero que genera problemas, en especial en la vivienda. Y el cambio climático es ya el gran desafío. ¿Cómo no morir de éxito? Para Collboni “el derecho a quedarse” de los vecinos es el gran desafío. Nadie le contradijo. Pero la vivienda es la cuestión. Que los pisos turísticos no expulsen a los vecinos. Noelia Arroyo se quejó de la ausencia legal de mecanismos para combatir las ocupaciones, lo que -cierto- genera miedo en los arrendadores y saca pisos del alquiler. Collboni asumió que el problema es la escasa oferta -y también la seguridad jurídica- pero dijo que la limitación de alquileres de Barcelona empezaba a bajar los precios. Y tanto María José Catalá como Collboni insistieron en los efectos muy perniciosos de los pisos turísticos. El alcalde de Barcelona defendió la conveniencia de las tasas turísticas mientras que el de Málaga le escuchaba con atención.
Hubo diferencias entre los alcaldes, aunque no excesivas. Todos saben que no pueden morir de éxito y que las medidas a tomar son complicadas y no serán fáciles. Quizás por esto el clima entre los alcaldes no se pareció en nada al que hemos visto en el Congreso las últimas semanas.
Sí, en Málaga se tendieron puentes.
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