Opinión | GATO ADOPTIVO

Ferran Boiza

Ferran Boiza

Director adjunto de EL PERIÓDICO

El fiscal general que llegó demasiado lejos

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, ayer en Madrid

El fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, ayer en Madrid / Carlos Luján / Europa Press

Álvaro García Ortiz es una persona risueña y afable, que habla con un tono pausado y escucha a su interlocutor antes de responder con una cadencia de voz suave. Aunque nació en Salamanca y creció entre Zamora y Valladolid, lo que más echa de menos son los fines de semana con su familia en Galicia, donde desarrolló gran parte de su carrera profesional hasta alcanzar la Fiscalía General del Estado. En condiciones normales, este ex fiscal del caso Prestige nunca hubiera llegado a tan alta responsabilidad, según relatan sus propios compañeros de la carrera fiscal. Pero su predecesora en el cargo, la ex ministra de Justicia Dolores Delgado, le allanó el camino al nombrarlo responsable de la Secretaría Técnica de la Fiscalía y convertirlo en su mano derecha.

Esos mismos compañeros, sorprendidos por el ascenso profesional de García Ortiz, inciden en que apenas emitió circulares o instrucciones desde la Secretaría Técnica pese a los innumerables cambios legales que se produjeron en los dos años largos que ocupó el puesto. Pero sembró y sembró, y se convirtió en el brazo ejecutor de Delgado, que a la postre fue la que consiguió que el presidente Pedro Sánchez lo designara Fiscal General cuando ella renunció por un problema de salud. Delgado quería ser fiscal de sala, la máxima categoría en la carrera, y debió pensar que con su ‘número dos’ en esa posición de privilegio, todo sería más fácil. Como así fue. 

García Ortiz la ascendió al puesto que anhelaba y la designó para la sala de lo Militar, primero, y la de Memoria, después, nombramientos ambos que tumbó el Tribunal Supremo con el argumento de que hubo “desviación de poder”. Ahora, el fiscal general se enfrenta a un inédito procesamiento por revelar secretos de la pareja de la presidenta madrileña Díaz Ayuso siguiendo “indicaciones de la Presidencia del Gobierno”, según señala textualmente el auto del Tribunal Supremo. Un nuevo ejemplo de que García Ortiz es un hombre profundamente agradecido. Como escribía Miguel de Cervantes en ‘El Quijote’, “la gratitud que solo consiste en el deseo es cosa muerta”. 

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