Opinión | Gárgolas
Josep Maria Fonalleras
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Daños irreversibles

Las pinturas murales de la sala capitular del Monasterio de Sijena simplemente no se pueden mover.

La Generalitat recuerda que es "imposible” trasladar las pinturas del MNAC a Sijena sin dañarlas

Illa deja en manos del MNAC cómo cumplir la sentencia de Sijena sin que se dañen las obras

Pinturas de la Sala Capitular de Sijena, datadas entre 1196 y 1208.

Pinturas de la Sala Capitular de Sijena, datadas entre 1196 y 1208. / MNAC

Ante los argumentos judiciales (que son, ciertamente, débiles, pese a la apariencia de sesuda retórica legal: se fundamentan en una rendija ínfima del derecho canónico y en la tergiversación de los hechos históricos) está la contundencia abrumadora de la ciencia, esta “historia del arte como disciplina que ha sido derrotada", como dice Albert Velasco. Las pinturas murales de la sala capitular del Monasterio de Sijena simplemente no se pueden mover. O sí, claro que sí. Pueden moverse bajo el riesgo indefectible de destrucción. Esta circunstancia parece no entrar en las previsiones del presidente de Aragón, que considera, en caso de que el MNAC decida no hacer caso de la sentencia del Supremo, que “será necesaria una ejecución forzosa”. Le recomiendo, con todos los respetos, que mire un vídeo de BTV de hace treinta años. Bajo la dirección de Eduard Carbonell, las tareas de colocación de las pinturas en las salas del románico fueron un trabajo de orfebrería, milimétrico, delicadísimo. ¿Qué pretende Azcón Navarro con esta "ejecución forzosa"? ¿Enviará a la Guardia Civil, como ocurrió en Lleida en 2017, en ese episodio tan triste amparado por el 155? ¿Quién tendrá que deshacer lo que ya está hecho, y salvaguardado y protegido y ubicado en la colección más importante de pintura mural románica del mundo? ¿Los mismos que la han salvaguardado y protegido? ¿O habrá alguien que llegará al MNAC y, con unos papeles con sello del Supremo, dirá que se lo lleva, como quién se lleva un cofre, un collar o un ordenador? Una de las cosas que más desconciertan de la reacción oficial, dejando de lado el entusiasmo acientífico de las autoridades aragonesas, es que el president de la Generalitat dice que no se pondrán en riesgo las pinturas. Y añade después que hay expertos que se oponen “y otros que no”. ¿Qué otros expertos? La consellera de Cultura es tajante: “Todos los informes de los que disponemos apuntan a la imposibilidad de extraer, trasladar e instalarlas de nuevo sin daños irreversibles”. ¿En qué quedamos? Todos son todos. El desbarajuste es fenomenal.

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