Opinión | El pataleo

Josep Pedrerol

Josep Pedrerol

Periodista

El 'aguafiestas' Flick

Flick juega con su nieto en Montjuïc tras celebrar el triplete doméstico.

Flick juega con su nieto en Montjuïc tras celebrar el triplete doméstico. / Jordi Cotrina

A Hansi Flick se le pueden reprochar pocas cosas desde que está en Barcelona. Entre ellas, desde luego, no está la ausencia de sinceridad. El alemán fue claro, directo y conciso cuando desveló que fue decisión suya que los jugadores no hicieran discursos ante la afición para celebrar el título de Liga. Ni un tema de club, ni algo consensuado con los futbolistas, ni cualquier otra excusa habitual. Flick tiene marcada la hoja de ruta, sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. “Es el inicio de este viaje, el año que viene es importante que mejoremos”, añadió. Traducido: hay que doblar la exigencia para evitar distracciones. No quiere exceso de fiestas, busca evitar que este equipo, con un futuro excelente, se pierda antes de tiempo por no tener cabeza. Por eso le vimos en el campo del Espanyol regañando a todos los que querían festejar la Liga en el césped. Por eso, también, prohibió la fiesta por la Copa del Rey. Flick es muy consciente de que tiene una plantilla para marcar una época, con un talento descomunal. Pero también sabe que es un equipo extremadamente joven que está en una nube. Algo que les puede llegar a confundir y que, como ha ocurrido en otras ocasiones a lo largo de la historia, les haga morir de éxito demasiado pronto.

Es una realidad, solo hay que mirar la fecha de nacimiento de la columna vertebral del equipo. El líder, Lamine Yamal, es un chaval que aún no es mayor de edad y cuyo margen de mejora, teniendo en cuenta su nivel actual, es inimaginable en dos o tres temporadas. La misma edad tiene el jefe de la defensa, Cubarsí. Un excelente central que no necesita aspavientos ni salidas de tono para destacar por encima de los demás. Si sumamos a los Pedri, Casadó, Balde, Bernal, Fort, Gerard Martín o Fermín tenemos a un grupo capacitado para hacer grandes cosas en el fútbol europeo. Esa juventud, ya se sabe, es un arma de doble filo y los elogios les puede llegar a confundir, provocar que se crezcan más de la cuenta. En esos casos, como en la vida en general, se necesita un líder, alguien que los guíe. Laporta acertó de pleno con el ‘aguafiestas’ Flick. Un entrenador que trabaja para que la fiesta (de los títulos) se prolongue unos cuantos años más.