Opinión | Televisión
Astrid Barrio

Astrid Barrio

Profesora de Ciencia Política de la Universitat de València. Miembro del Comité Editorial de EL PERIÓDICO

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Eurovisión, Israel y RTVE

El mensaje de TVE entra en contradicción con la neutralidad política exigida por la organización de Eurovisión y cuestionando la independencia del gobierno exigida por la UER

RTVE emite un mensaje a favor de Palestina antes de Eurovisión: "Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción"

RTVE emite un mensaje a favor de Palestina antes de Eurovisión: "Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción" / EUROPA PRESS / Europa Press

El popular concurso musical organizado desde 1956 por la Unión Europea de Radiodifusión (UER), una alianza supranacional de emisoras públicas, fue concebido en sus orígenes como un evento apolítico cuyos objetivos eran promover por medio de un espacio de entretenimiento conjunto la unión y la reconciliación entre europeos y el fortalecimiento de una identidad conjunta, la cooperación en el ámbito cultural y tecnológico y el desarrollo de la industria musical. Su apoliticismo permitió que España, sin importar que fuese una dictadura, empezase a participar en 1961. El requisito para participar, por tanto, no tiene que ver con el tipo de régimen sino con la afiliación a la UER y con el cumplimiento de sus normas.  

No obstante, el concurso no siempre ha permanecido al margen de la política. En 2022 Rusia fue excluida aunque no formalmente por la invasión de Ucrania -no lo había sido en 2014 por la de Crimea- sino porque la UER consideró que las emisoras públicas rusas estaban violando los valores de servicio público al actuar como instrumentos de propaganda de Putin. Pese a ello y quizás erróneamente, el veto fue interpretado como una sanción política, interpretación que se vio reforzada cuando la exclusión se extendió a Bielorrusia, aliado del Kremlin, por sus ataques a la libertad de prensa. En el caso de Israel, a pesar de las críticas por la actuación de su gobierno en la Guerra de Gaza, no ha habido exclusión y si sigue participando es porque la UER considera que sus medios públicos son independientes del gobierno y que su misión no es la de sancionar las actuaciones de los gobiernos. Una posición, sin embargo, que es no unánime y de la que RTVE se desmarcó al solicitar un debate interno sobre la participación de Israel, solicitud que no fue atendida. 

A pesar de la polémica la UER ha seguido defendiendo neutralidad del festival y ha prohibido hacer declaraciones explícitas, razón por la cual, después de que en la segunda semifinal los comentaristas españoles mencionasen a las víctimas palestinas de Gaza, amenazó con sanciones económicas si esos comportamientos se repetían en la final. A lo que, justo antes del inicio de la final RTVE, respondió desafiantemente con la emisión del mensaje ‘Frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y Justicia para Palestina’. Un mensaje que no solo entra en contradicción con la neutralidad política exigida por la organización de Eurovisión sino que alinea a los medios públicos españoles con la posición de su gobierno, militantemente pro-palestino, cuestionando así la independencia del gobierno exigida por la UER. Por no mencionar la decantación de los medios públicos en favor de uno de los bandos en conflicto y el olvido de las víctimas del bando israelí, entre ellas la propia representante en el concurso. Un olvido que el voto popular español posiblemente ha tratado de compensar otorgando a Israel la máxima puntuación.

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