Opinión | ASUNTOS PROPIOS
Núria Navarro

Núria Navarro

Periodista

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Anne L'Huillier, Nobel de Física: "Llegué a tener la impresión de que mis colegas no me escuchaban"

La 'paparazi de lo infinitamente pequeño', invitada a dar una conferencia en CosmoCaixa, asegura que es una persona normal con un poco de suerte

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Si las mujeres representan el 42% de la comunidad científica española, ¿por qué aparecen tan poco en los medios de comunicación?

Contraportada de Anne L'Huillier

Contraportada de Anne L'Huillier / Manu Mitru

Solo ha habido cinco mujeres con premio Nobel de Física. La última, en 2023, es Anne L’Huillier (París, 1958), profesora en la Universidad de Lund (Suecia), que lo ganó, junto a Pierre Agostini y Ferenc Krauzs, por explorar el mundo de los electrones a través del recorrido que realiza la luz en una trillonésima parte de un segundo. La llaman 'la paparazi de lo infinitamente pequeño'.

¿Algún cotilleo sobre los electrones?

Lo de 'paparazi de lo infinitamente pequeño' es una imagen para explicar al gran público lo que hacemos: provocar pulsos de luz muy, muy cortos, casi como destellos, para seguir el movimiento de los electrones y obtener una imagen.

"Mi hijo menor, músico de jazz, me ayudó a escribir el discurso del Nobel"

¿Ese movimiento tiene analogías con la música?

Lo dije en el discurso del Nobel, para el que pedí ayuda a mi hijo menor, que es músico de jazz. Cuando tocas un violín, no solo se produce una nota, también armónicos. Y al iluminar los átomos con una radiación láser muy intensa, aparecen armónicos. En un caso, hablamos de una onda acústica, en el otro, de una onda de luz. No es en absoluto el mismo tipo de onda ni el mismo rango de frecuencia, pero se puede establecer una analogía.

¿Hay átomos que 'suenen' mejor que otros?

Usamos átomos de gases nobles. Los de helio producen más armónicos que los de argón.

"Los átomos de helio producen más armónicos que los de argón"

¿Por qué es importante su descubrimiento?

Nos permitirá comprender mejor ciertos fenómenos de la naturaleza y esperamos que tenga aplicaciones como el control de ciertas reacciones importantes en biofísica, o el uso de la generación de armónicos en las futuras placas de circuito impreso. Eso sería realmente emocionante, ¿sabe?

¿Difícil ser mujer en la investigación de alto nivel?

Es diferente. Somos más visibles, cosa que puede facilitar la obtención de ayuda, pero siempre he trabajado rodeada de hombres y durante años tuve la impresión de que no me escuchaban. Funciono mucho por intuición, y cuando descubrimos el fenómeno de la generación armónica, en 1987, vi que era importante. Éramos un equipo y mis colegas manifestaron que la intuición no era correcta.

"Mi abuelo, ingeniero radioléctrico, fue encarcelado por la Gestapo por ayudar a la Resistencia"

Lo era.

La terquedad forma parte de mi personalidad.

¿La ‘culpa’ de todo la tuvo su abuelo?

Murió cuando yo tenía 4 años, pero fue una gran inspiración. Era ingeniero radioeléctrico y usó la tecnología para ayudar a la Resistencia. Incluso fue encarcelado varios meses por la Gestapo. Su historia reforzó mi sentimiento de la importancia de la ciencia para la sociedad.

¿Por dónde va su compromiso?

Por la transmisión de la ciencia. Disfruto mucho enseñando. Incluso cuando estoy investigando, para mí es muy importante la transmisión de conocimientos a estudiantes de doctorado.

"Mi compromiso social pasa por la enseñanza. Lo mejor del Nobel es ver estrellitas en la mirada de los niños cuando explico ciencia"

¿Qué idea les suele repetir?

En un discurso, incluí una cita del político Jean Jaurès que dice: "No enseñamos lo que queremos, lo que sabemos o lo que creemos saber, sólo enseñamos lo que somos". Enseñamos un entusiasmo, una personalidad, una forma de hacer física.

¿De quién aprendió usted?

En Francia tuve buenos profesores, como Claude Cohen-Tannoudji [ganó el Nobel de Física por su trabajo pionero en el enfriamiento y atrapado de átomos usando luz láser], que me mostró una mezcla de derivaciones matemáticas con intuiciones físicas.

"Me gusta mucho el deporte. Juego al tenis y practico esquí"

¿Siempre creyó en usted?

Nunca estuve del todo segura, pero me decía: "Si no puedo hacer investigación, seré maestra, tal vez de matemáticas". La confianza en uno mismo es frágil, por eso es importante tener al lado a gente mayor que te diga: "Sí, sí, vas bien". Yo tuve el apoyo de mis padres –profesora de secundaria e ingeniero informático en una época en la que las computadoras eran enormes, caras y lentas–, y tengo el de mi marido, también físico. Ambos aceptamos lo que implica el trabajo de investigación en una familia.

¿Se permite vida doméstica?

Trato de pasar algo más de la mitad del tiempo en casa. Y dentro de dos años me jubilaré y bajará la presión, aunque seguiré yendo a ver a mis colegas de vez en cuando. Mi sueño es acabar de escribir un libro sobre la física en la que he trabajado durante 40 años.

¿No se la pesca en cosas mundanas?

Me gusta mucho el deporte. Juego al tenis y practico esquí. Soy una persona normal que ha tenido un poco de suerte.

Que pasará a la Historia.

No sé... Estoy orgullosa de tener el Nobel, pero de un día para otro te convierte en una estrella de rock, cosa que va un poco en contra de mi personalidad. Para mí la gracia es ver estrellitas en los ojos de los niños cuando les hablo de ciencia. Por eso acepto un ritmo endemoniado de conferencias, solo que trato de agruparlas por zonas, para desplazarme en tren y minimizar el uso de aviones. Me preocupa mucho el cambio climático. 

Quizá tiene una idea del apagón.

Tengo una hipótesis pero no es precisamente científica, así que no la diré. La gente cree que los premios Nobel saben todo sobre todo y no es cierto. Tengo mucho cuidado de no opinar sobre cosas que no sé. 

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