Opinión | La Calle Nueva
Juan Cruz Ruiz

Juan Cruz Ruiz

Periodista y escritor

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Kallifatides, Europa, Paradiso

Los europeos necesitan este nuevo salto continental a favor de la alegría de estar juntos y de ser diversos

Theodor Kallifatides, escritor: "El desastre de la dana fue enorme, pero más increíble fue la solidaridad de la gente, no ha pasado en ningún otro país"

El escritor sueco de origen griego, Theodor Kallifatides.

El escritor sueco de origen griego, Theodor Kallifatides. / ALBA VIGARAY

Theodor Kallifatides (Grecia, 1938) se subió este miércoles al estrado del Círculo de Bellas Artes de Madrid ante un gentío que hace ocho años no tenía ni idea de quién era este escritor griego singular que, en su juventud, arrostró las desgracias de su país para irse haciendo poco a poco el sueco que es ahora también. Galaxia Gutenberg, la editorial de Joan Tarrida, acogió un libro suyo impresionante, mágico, 'Otra vida por vivir', que narraba el resultado insólito de su vida en busca del mundo, y de las palabras que se le habían quedado en su tierra natal.

Esa obra de arte, que parecía escrita por su pasado y el de sus padres, tuvo un éxito fulgurante entre nosotros y de pronto Kallifatides se convirtió, también, además de sueco y español (aprendió este idioma como si lo abrazara), en un europeo de convicciones radicalmente democráticas. A esa pasión democrática se juramentó el continente en la posguerra y ahora, en 2025, lucha por evitar al monstruo que viene de oeste y de este. El pensamiento europeo es ahora la lucha por la tentación sin límites de la libertad.

Cuando subió al estrado del Círculo, del que es desde hace tiempo miembro de honor, tras la presentación que le hizo su presidente, José Manuel Hernández de León, dejó sentir Kallifatides esa identidad europea de sus convicciones democráticas. Este domingo, en Madrid, el Círculo de Bellas Artes y otras entidades españolas preocupadas por el estado actual de las exigencias de los respectivos imperios antidemocráticos se encontrarán en la calle simbólica de Europa. Será el sentimiento que lleven en sus pancartas los manifestantes que se han conjurado, como Kallifatides, a luchar por la esencia moral del continente.

Kallifatides lo dijo en seguida, como si estuviera al cargo de una misa laica que requiere conjunción y valentía, honor y esperanza. En cuanto acabó de recitar sus recuerdos de España, donde tanto se le quiere, en seguida fue Europa su murmullo feliz, comprometido, con el mundo en el que vivimos. Europa “está en crisis, una crisis que puede llegar a ser tan grande como la que yo viví de niño, es decir, una guerra mundial”.

Sus preguntas son más duras aún que el silencio en el que ahora vive el miedo: “¿Hay algo que pueda salvarnos de esta locura? Lo hay, y es lo mismo que la vez anterior. Tenemos que volver a encontrar 'el respeto'”. Para él, el respeto que invoca es “ese singular sentimiento de cariño y devoción por la vida, por esa gran maravilla, por la risa de los niños, por el canto del mirlo… Por todo, en fin”.

Aquella entidad europea, que en un tiempo parecía tan solo 'la unidad económica europea', ahora vive con los pies descalzos, convocada por satrapías del mundo a ser otra vez objeto del mal deseo de sociedades que quieren romper el futuro de lo que parecía un abrazo común con la humanidad. Ahora el mundo es un cenáculo difícil, y el poeta que lleva dentro el escritor griego lo contó como quien lo cantara para ser oído en la manifestación española del próximo domingo.

Dijo Kallifatides: “Es una tentación considerarnos a nosotros mismos seres humanos condenados de antemano, prisioneros en un círculo vicioso de fuertes impulsos que no podemos resistir, ante todo, porque no tiene la menor importancia. En una vida sin límites, todo acaba teniendo el mismo valor. La indiferencia moral no es uno de los siete pecados capitales, pero es un pecado. Necesitamos implicarnos y necesitamos límites para nuestras acciones”.

Ahora es el tiempo del compromiso europeo. La Europa que soñó Jorge Semprún, que creyó que la unión de los jóvenes 'erasmus' era la creación de un ejército civil de enorme repercusión democrática y pedagógica, necesita este nuevo salto continental a favor de la alegría de estar juntos y de ser diversos.

Explicó Kallifatides en su discurso patriótico y europeo del Círculo que acababa de volver a ver estos días “una película italiana de 1988, 'Cinema Paradiso,' cuya acción se desarrolla en un pueblo de Italia después de la Segunda Guerra Mundial. [La había visto tres veces antes). Me conmovió profundamente (…) su espíritu. Volví a ver el respeto por la vida (…) en toda la película, en la forma de describir a las personas y sus tareas, en el humor, en la risa sana, en los sueños rotos. Una escena que me afectó especialmente fue una imagen de la plaza del pueblo. Aparece llena de gente a lo largo de todo el largometraje, pero al final, treinta años después, se ha convertido en un aparcamiento. El único que queda es el tonto del pueblo. La vida ha huido y los coches han ocupado su lugar”.

Ahora esa Europa que él siente como una esperanza y una herida afronta un acoso sordo, industrial, casi inhumano. Su poesía, la de Kallifatides, está en sus libros, que tratan de lo peor que sufrieron su país y el continente cuando la ultraderecha del mundo se alió junto a Hitler para destruir la paz y el futuro. Ahora, en el espíritu de la manifestación por Europa, ese aire que revive el autor de 'Otra vida por vivir' se manifestará en contra de lo peor del pasado, a favor del presente de las nuevas generaciones en este mundo asustado. 

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS