Opinión | Psicología
Miqui Otero

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Escritor

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Coches grandes y extrema derecha

Siempre he pensado que los vehículos, como los relojes, demasiado ostentosos y megalómanos esconden algún tipo de carencia de índole emocional

Los 11 SUV más vendidos en marzo de 2025 en España

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Todos los coches de gama alta tienen un mismo problema: carecen de intermitentes.

Lo pueden comprobar ustedes en cualquier autopista: si el coche que va por delante no señaliza luminosamente su cambio de carril, es que ha costado más de 30.000 euros. No es su único defecto de fábrica: también tienen un problema severo, pese a la cámara que se activa marcha atrás, para aparcar ciñéndose a su plaza.

Obviamente, el defecto de fábrica no es tanto de los coches como de sus dueños y en esas dos taras se adivina su carácter. No les importa tomar decisiones improvisadas, invadir tu zona, sin previo aviso, porque para eso son más grandes (la calle, en fin, es suya). Y en su incapacidad congénita para aparcar uno ve ecos de esa postura tan masculina en los trenes y metros (piernas abiertas a todo lo que dan) que invade el espacio vital de los asientos contiguos.

Reconozco que llevo tiempo obsesionado con esta tara, de capitales boyantes y traumas freudianos, de los coches con gigantismo. Pero resulta que ahora varios estudios me dan la razón. Se ha publicado uno en Reino Unido, del que se hace eco 'The Standard', que explica que los modelos SUV (Sports Utility Vehicles) son verdaderamente peligrosos. En un accidente, la tasa de mortalidad del ciclista o el peatón aumenta con ellos un 44% si la víctima es adulta, un 82% si aún es un niño y un 130% si tiene menos de diez años. Su morro es tan potente y elevado que impactan en la pelvis o en la cabeza. De hecho, algunas plataformas proponen tasas extra para estos vehículos.

Siempre he pensado que los coches, como los relojes, demasiado ostentosos y megalómanos esconden algún tipo de carencia de índole emocional. Pero, en Inglaterra, más de la mitad de los nuevos coches son SUV. De hecho, allí se les llama, con ese humor 'brit' tan fino, Chelsea Tractors: coches casi 4x4 para conducir por las calles de los barrios más pijos de Londres. Propongo importar el término: Bonanova Tractors, La Cerdanya Bulldozers, Upper Tuneladoras. Supongo que sus conductores consideran que tienen que llevar estos carrales, que dejan pequeños los carriles, porque aparecerán tanques por la Diagonal o tendrán que remontar insalvables dunas. Ya los veo transformándose en Christine, el coche de la novela de Stephen King que empezaba a cargarse a peña.

Al margen de las causas psicoanalíticas, hay también otras culturales. Detecto en la plaga de esos coches desproporcionados un paralelismo con la importación de algunas ideas. En EEUU, estos autos pueden tener sentido en esas enormes carreteras y en esas vidas que exigen coche hasta para ir a por pan. En Barcelona, son ridículos. Pero lo mismo pasa con determinadas ideas de la extrema derecha yanki, que se han metido en la realidad española (y en la catalana) con calzador: recetas a problemáticas que aquí no existían. Es tan tonto uno de Vox o de Aliança aplaudiendo los aforismos de Trump como otro recogiendo al niño en el Eixample con un coche gigante sin poner los 'warnings'. De hecho, a veces son la misma persona.

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