A por la sexta
Los Lamime Yamal, Raphinha y Cubarsí están a un paso de llegar a la gran final. De cumplir el sueño de una generación de jóvenes culés que no ha visto a su equipo reinar en competición europea

Hansi Flick, el entrenador del Barça. / @FCBARCELONA
La imagen de Flick en Valladolid refleja a la perfección lo que es este Barça. Tras el partido, con cara de pocos amigos, casi enfadado, el alemán habla con el delegado del equipo, Carles Naval, para salir cuanto antes hacia el aeropuerto. Quiere ganar tiempo. Sabe que el descanso es importante y llegar a Barcelona unos minutos antes vale oro antes del decisivo partido de Milán. Flick es muy consciente de que puede hacer historia con el Barça, que está en el momento clave de la temporada, cuando se van a decidir dos de los tres grandes títulos. El más importante, la sexta Champions, la que se resiste desde hace mucho tiempo, diez años, cuando Messi y Neymar estaban en el equipo. Casi nada. Desde entonces, muchos fracasos. Derrotas estrepitosas con una generación agotada que alargó demasiado su estancia en el Camp Nou. Pésimos resultados que han llevado al Barça a quedarse, por ejemplo, fuera del mundial de clubes de este verano. Algo doloroso para un club que quiere y necesita estar presente en los grandes eventos. Por prestigio y, por supuesto, beneficio económico.
Ahora las cosas han cambiado. Los Lamine Yamal, Raphinha y Cubarsí están a un paso de llegar a la gran final. De cumplir el sueño de una generación de jóvenes culés que no ha visto a su equipo reinar en competición europea. Algo difícil de imaginar al inicio de la temporada, la verdad. Pero el fútbol tiene estas cosas, la capacidad de sorpresa es infinita. Los jugadores de este Barça se han ganado llegar hasta aquí con un fútbol alegre, valiente y sin complejos. Pero, ojo, mañana se enfrentan al Inter de Milán, un equipo solvente, seguro, bien armado y que sabe que lo que importa es el resultado. Los italianos estuvieron a punto de dar un disgusto definitivo en Montjuïc, pero todo se va a decidir en el Giuseppe Meazza. Un estadio imponente que ha visto a las grandes leyendas del fútbol mundial. No será fácil, pero que los de Flick lleguen a la final es bueno para el fútbol, necesario para lanzar el mensaje a Europa de que el fútbol espectáculo tiene premio. Lamine tiene que decir aquí estoy yo y gritar a los cuatro vientos que merece el balón de oro. Todo depende de llegar a la final de la Champions… y ganarla. Es el momento.
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