Opinión | En un clima más incierto
Joan Tapia

Joan Tapia

Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

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Otro Sánchez vuelve al 'Cercle'

Aunque sea muy hábil, gobernar forzado por Sumar, que no quiere ver que no hay mayoría y pendiente siempre de la campana, es duro

Pedro Sánchez anuncia una consulta pública con asociaciones y entidades para recabar su opinión antes de decidir sobre la opa del BBVA sobre Sabadell

Junts presenta un veto a la reducción de jornada y complica su aprobación en el Congreso

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el presidente del Cercle d’Economia, Jaume Guardiola.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con el presidente del Cercle d’Economia, Jaume Guardiola. / FERRAN NADEU

Pedro Sánchez abrió ayer las jornadas del Cercle d´Economía en el Palacio de Congresos. Pese a la escultura de Plensa con la que el Cercle quiso 'alegrarlo', el marco no es el del hotel Vela. Y el Sánchez de ayer tampoco es el de hace unos años, cuando clausuró las jornadas en el Vela, acompañado de Ursula Von der Leyen y con el telón de fondo del fin de las restricciones de la pandemia. El salón estaba a rebosar, pero había más preocupación que esperanza.

El mundo tras Ucrania y Trump-2 es mucho más incierto y aunque la economía vaya bien -el FMI lo acaba de avalar- en España hay una gran incertidumbre interna que Sánchez no sabe despejar. Un gran empresario me dice que, aunque con reparos, le admira porque logra sobrevivir a “Lo imposible”. Pero ayer percibí algo que me dijo un veterano de la Transición: “todo tiene un límite”.

Sánchez aguanta por su capacidad, porque el empleo tira, Catalunya se ha desinflamado y, además, no hay mayoría parlamentaria para echarle. Pero tiene en contra dos fuerzas de la gravedad que no le doblegan, pero le acogotan. Una, es difícil gobernar un periodo largo -desde su última investidura- sin mayoría estable y con un socio de gobierno, Sumar, que ha desconectado de la realidad. Un gran éxito de Yolanda Díaz -y de Sánchez- fue la reforma laboral, que ha dado buenos resultados. Pero la reforma fue pactada con paciencia con empresarios y sindicatos. Y fue aprobada contra el PP, pero con el voto de un diputado popular que se equivocó.

La jornada laboral de 37,5 horas se ha logrado en bastantes sectores a través de los convenios colectivos. Querer ahora imponerla desde el Gobierno y contra los empresarios es otra cosa. El ministro Cuerpo -y Sánchez- querían 'dilatar' y negociar, pero Yolanda la exige. Cree que las 37,5 horas la redimirán. Aunque no tenga sentido aprobarla en el Gobierno y que el parlamento la tumbe. Junts dijo ayer que no la votará y entonces Sánchez y Yolanda se habrán autoinfligido un serio golpe. Pero si al final Junts no presenta enmienda a la totalidad -para negociar luego-, Sánchez se habrá vuelto a salvar por la campana.

Aunque sea muy hábil, gobernar forzado por Sumar, que no quiere ver que no hay mayoría y pendiente siempre de la campana, es duro. Hay límites.

La otra fuerza de la gravedad es que desgasta mucho gobernar sin mayoría, contra el PP, que quedó primero en las elecciones, y contra casi la mitad del arco parlamentario. ¿El desgaste mata? Un ministro sensato, me dice: “no hay otra opción y la culpa es del PP”. Quizás, pero subir el gasto en defensa sin poder llevarlo al Congreso es antinatural. ¿Qué pasará luego, tampoco habrá presupuestos de 2026?

Y las medidas para paliar los aranceles de Trump están en el aire. El PP debería votarlas, pero si el Gobierno dice cada día que es “la extrema derecha reaccionaria” también tiene lógica que se vengue. Todo dependerá, pues, de la abstención de los 4 diputados de Podemos. Otra vez la campana.

El premio a la combatividad no garantiza el buen gobierno.

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