Ilegal, ilegítima e inmoral
La Operación Cataluña fue una operación de Estado, con todas las instituciones permitiéndola -monarquía incluida-, y con todo el espectro político aceptándola
Artur Mas se querellará contra quienes "maquinaron" la 'Operación Cataluña', que tacha de “ilegal, ilegítima e inmoral”
La exvicepresidenta Sáenz de Santamaría niega la 'Operación Cataluña': "Me tocó ejercer el poder, pero nunca lo disfruté"

Artur Mas durante su comparecencia en la comisión de la "Operación Catalunya" en el Congreso de los Diputados. / José Luis Roca
“No se veían capaces de ganarnos en las urnas, que es lo que tocaría en democracia, y decidieron que ganarían de la manera que fuera, esto es la Operación Cataluña". Con esta rotunda afirmación, Artur Mas remachó su intervención en la comisión del Congreso que investiga la guerra sucia contra el independentismo, la cual consideró “ilegal, ilegítima e inmoral”.
Antes del president Mas pasó por la comisión la exvicepresidenta Sáenz de Santamaria que, como el resto de implicados del PP de la época -desde Fernández Díaz hasta Camacho, Cospedal o el mismo Rajoy-, negó cualquier implicación en la operación. Pero las pruebas están, las voces en las grabaciones quedan muy retratadas, los informes falsos que salían de las alcantarillas los hemos leído, la intervención en las elecciones está avalada, el espionaje a los líderes catalanes está demostrado, la destrucción de la Banca Privada de Andorra se perpetró, y, en suma, ha quedado sobradamente confirmada la existencia de una macro-operación del Estado contra el movimiento democrático soberanista desde 2012, cuando todavía no había mutado en un movimiento directamente independentista. Una macro-operación que no solo se movió en la oscuridad de los reptiles, sino también a plena luz del día, desde estructuras oficiales: sin el CNI no hubiera habido, por ejemplo, el caso Pegasus; sin las maniobras del ministerio de Exteriores -con visitas incluidas de Rajoy al Principado-, no habría habido caso Andorra. Todos los que ahora sufren de un severo ataque de amnesia -acompañado de una buena dosis de matonería- estuvieron en la primera línea de un tiempo oscuro, donde la democracia española fue un trapo sucio con el cual se destruían derechos fundamentales.
Y después vendría el abuso del cuerpo judicial, capaz de forzar las leyes para perseguir, estigmatizar y condenar a todos los dirigentes civiles y políticos del movimiento, con el amparo de un Estado de derecho que dominan y pervierten como si fuera una autarquía. Juzgados e instituciones, como por ejemplo el Tribunal de Cuentas, que se convirtió en un instrumento letal contra patrimonios privados, con la única voluntad de asustar, amenazar y castigar a los que habían osado hacer el referéndum. Artur Mas se refirió a esta actuación de represión ideológica, haciendo la 'liaison' con la ley de amnistía: “El Tribunal de Cuentas incluso se atreve a desobedecer una ley aprobada por las Cortes, publicada en el BOE y con la firma del rey Felipe VI".
Y es en este verbo, el verbo “osar”, sobre lo que pivota todo lo que pasó durante los años más oscuros de la gran causa catalana. Las Cospedal, Rajoy, Sánchez Camacho, Rajoy, ahora Sáenz de Santamaria, todos han pasado por la comisión con la soberbia propia de los que saben que lo podían hacer y tienen garantizada la impunidad. En este sentido, Artur Mas reclamó en su intervención saber la verdad y que se asuman las responsabilidades, pero está claro que no conseguirá ni una cosa ni la otra. Ni siquiera cuando presente la querella penal que ha anunciado. No lo conseguirá porque la Operación Cataluña fue una operación de Estado, con todas las instituciones permitiéndola -monarquía incluida-, y con todo el espectro político aceptándola. Ahora el lado 'progre', del PSOE a Podemos, hace aspavientos y asegura que fue un escándalo, pero es una indignación con sordina, y la prueba es el poco interés de sus medios afines. Con sordina e impostada, porque hablemos en plata: a todos ellos, 'progres' incluidos, les fue muy bien que el PP hiciera el trabajo sucio. ¿O tenemos que recordar cómo se benefició Colau de las mentiras contra Xavier Trias? ¿Tenemos que recordar cómo le fue de bien, al PSC, las mentiras contra Artur Mas? Y, todavía más, ¿tenemos que recordar que, con Pedro Sánchez en el poder, se autorizaron las infiltraciones de Pegasus a los dirigentes catalanes, incluyendo a quien entonces era el presidente de la Generalitat?
Esta es la cuestión: que, si es inapelable que la Operación Cataluña erosionó la democracia española, también lo es que a nadie le quita el sueño que aquello pasara. O peor, todos, 'progres' incluidos, 'entienden' que alguien hiciera 'lo que se tenía que hacer' para frenar las aspiraciones catalanas. No olvidemos que antes es España, que la democracia, y este es un dogma de fe que practican de extremo a extremo del arco ideológico español.
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