Opinión | Religión
Carles Francino

Carles Francino

Periodista

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

A Dios rogando y con la turra dando

En estos días donde las imágenes vaticanas y las quinielas papales colonizan la conversación pública, no me queda más remedio que admitir la maestría de quienes mueven esos hilos desde hace siglos

Las principales medidas que adoptó el papa Francisco

El cónclave

Cardenales durante un consistorio presidido por el Papa Francisco.

Cardenales durante un consistorio presidido por el Papa Francisco. / EFE

“Si todos fuéramos ateos, el mundo sería más pacífico”. Alguna vez había recordado esta frase de José Saramago, pero ahora, con la muerte del papa Francisco y toda la parafernalia que la rodea, la verdad es que no puedo quitármela de la cabeza. También me parece oportuno recuperar otra, de Voltaire, porque abunda en la misma idea, cuando dice: “quienes pueden hacer que creas cosas absurdas, pueden hacer que cometas atrocidades”. Estas citas aparecen en un libro, titulado 'No hay Dios (probablemente)', del veterano periodista Manuel Saco, una lectura muy recomendable para quienes no participan del fervor católico de estos días y también para quienes albergan dudas sobre eso tan íntimo de la religión y la espiritualidad. Somos muchos los que, como explica Javier Cercas en 'El loco de Dios en el fin del mundo', crecimos educados en un catolicismo tan rancio y tan exigente que la deserción era solo cuestión de tiempo. Por eso, quienes militamos en la tribu de los descreídos reconocemos en la muerte de un Papa su indudable trascendencia mundial, pero no hemos podido borrar el repelús que nos provoca pensar que hay alguien esperándonos en la otra vida para pasar cuentas. Y que, encima, en su lista de agravios tal vez pondere que hayamos amado a otra persona de nuestro mismo sexo o, en caso de ser mujer, que hayamos decidido abortar. No, a mí y a muchos, lo de la religión no nos convence; y mucho menos quienes la controlan. Además, en España, la jerarquía católica, con su discurso inmovilista y retrógrado, tampoco ha hecho mucho para hacernos cambiar de opinión. Sea como sea, en estos días donde las imágenes vaticanas y las quinielas papales colonizan gran parte de la conversación pública, no me queda más remedio que admitir la maestría de quienes mueven esos hilos desde hace siglos. Es una pena que, como escribe Manuel Saco, “los religiosos no se conformen con salvarse a ellos mismos sin entrometerse en nuestras vidas”. Si algún día lo hace, yo seré el primero en darle las gracias a Dios. 

Suscríbete para seguir leyendo