Opinión | Corto y al pie
Gemma Martínez

Gemma Martínez

Directora adjunta de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La rabieta del Madrid que el Barça debe ignorar

El Real Madrid y el Barça disputan este sábado la final de la Copa del Rey.

El Real Madrid y el Barça disputan este sábado la final de la Copa del Rey. / Oscar J Barroso / AFP7 / Europa Press

El Barça tiene hoy una ocasión inmejorable para ganar al Real Madrid en la final de la Copa del Rey y estar más cerca de culminar una temporada de éxitos deportivos que le ayudará a mitigar sus problemas institucionales, económicos y reputacionales. Los de Flick deben centrarse más que nunca en el balón e ignorar la guerra contra los árbitros que un irreconocible Real Madrid ha decidido librar lejos del césped. Lo han de hacer con ambición, pero con respeto a un equipo al que no pueden dar por muerto antes de tiempo -por mucho que le hayan ganado en los tres enfrentamientos previos- y que les obligará a emplearse al cien por cien. 

La lógica dice que la victoria debería ser para el club que llega a la final de la Copa como líder de LaLiga, con cuatro puntos de ventaja sobre el Madrid, sin perder ningún partido en lo que va de año y estando en semifinales de esa Champions que a los blancos ya se les escapó. Sobre todo, si, además, Lamine Yamal sigue en un momento tan exultante que ya quisiera Mbappé. 

El Barca estará, entonces, de enhorabuena y habrá puesto en su sitio a un Real Madrid que aterrizó en Sevilla en un momento delicado, que él mismo empeoró la víspera de la final, sin que nadie se lo pidiera. Los de Florentino se equivocaron plantando a la Federación y emitiendo un duro comunicado contra los árbitros del partido. Permitieron que se especulara con que no jugarían la final, extremo que negaron después, a altas horas de la noche. Con esta rabieta tan infantil, el Real Madrid restó valor a una competición deportiva que todavía podía ganar y que es de la que debió ocuparse, en vez de centrarse en una cruzada contra los árbitros impropia de un club que debe estar a la altura de su historia gloriosa y no de su errático presente.

El fútbol siempre es mejor cuando se juega en el campo y no en los despachos. Para beneficio de los equipos, de los aficionados, de la competición y de un deporte que crece cuando los mejores rivales se enfrentan en la final de una competición.

Suscríbete para seguir leyendo