
Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

Joan Tapia
Joan TapiaPresidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.
Bessent: ¿el domador de Trump?
El secretario del Tesoro ha logrado que el presidente haga marcha atrás tanto en la guerra arancelaria como en su intención de descabezar la Reserva Federal

Scott Bessent, secretario del Tesoro de EEUU. / Europa Press/Contacto/Lenin Nolly
En 2015 un exitoso financiero declaró a la revista universitaria de Yale: "Cuando me gradué en 1984 mucha gente moría de sida y si me hubieran dicho que 30 años después estaría felizmente casado, en matrimonio gay y con dos hijos gestados en subrogación, no me lo habría creído". Lo dijo Scott Bessent (63 años), secretario del Tesoro, uno de los multimillonarios que rodean a Trump y que está suavizando algunas de sus maximalistas medidas anunciadas con gran pompa el 2 de abril, día de la “Liberación”: aranceles mínimos del 10% y tarifas “recíprocas” brutales. A Europa, un 20%. A China y Vietnam, más.
Pero ocho días después Trump hizo marcha atrás aplazando 90 días las tarifas “recíprocas” para abrir una negociación, ya que muchos gobernantes le llamaban para “besarle el culo”. ¿Qué pasó entre el 2 y el 9 de abril? Se dijo que Trump capitulaba ante los mercados y que para salvar la cara subía las tarifas recíprocas a China al 145%. Y, cierto, aquella semana las bolsas americanas se hundieron con estrépito perdiendo lo que habían ganado hasta el 19 de febrero, cuando se empezó a intuir la tormenta, el dólar se depreció frente a las principales monedas y frente al oro y -lo más alarmante- los bonos del Tesoro americano, que suman 29 trillones de dólares, bajaron de valor , por tanto,o su tipo de interés subió del 4,33% a entorno del 4,5%.
Puede no parecer dramático, pero América financia su gran déficit público con los bonos del Tesoro, muchos en manos de ahorradores internacionales e incluso del Gobierno chino. ¿Qué pasaría si perdían confianza en América y exigían un interés superior? ¿O incluso dejaban de comprar bonos americanos?
Todo el equilibrio de la economía podía llegar a estar en peligro. Es lo que Scott Bessent le explicó a Trump en Florida el fin de semana y, como la tormenta seguía, Trump decidió, el miércoles 9, aplazar 90 días las tarifas recíprocas. Lo dijo, junto a Bessent, en la Casa Blanca. Y ya alguien le bautizó como “el domador de Trump”, pero naturalmente -a un jefe como Trump hay que adularle mucho- Bessent no dijo nada de marcha atrás, sino que elogió “el arte de negociar”. Y los mercados tomaron nota, se lo creyeron -o lo quisieron creer- y reaccionaron al alza.
Pero quedaba el 10% a todos los países, tres largos meses de incertidumbre y el 145% a China. Y el contencioso con China es quizás el primer problema de América. ¿Quién será en el futuro la potencia dominante? El propio Biden mantuvo los aranceles que Trump ya puso en su primer mandato. Y Jerome Powell, el presidente de la Reserva Federal, el banco central americano de legendaria independencia, declaró que -contra lo que Trump exigía- no bajaría de inmediato los tipos de interés porque le preocupaba que las tarifas tiraran al alza la inflación. Y Trump, furioso, replicó que Powell era un “ignorante económico” y que sería cesado. Y el pasado fin de semana desde la Casa Blanca se dijo que se estudiaba cómo acabar con Powell, un republicano al que Trump nombró en su primer mandato.
Por eso este lunes la desconfianza volvió a dominar los mercados. El FMI había revisado a la baja el PIB americano del 2025. ¿Y qué pasaría en una América con un Trump desatado guerreando contra la autoridad monetaria, el faro de los mercados? Y Bessent hizo de bombero por segunda vez. El martes Trump dijo que no iba a destituir a Powell. Además, Bessent afirmó que el 145% a China (y el 125% chino a América) eran insostenibles y que había que desescalar. Y los mercados se han vuelto a calmar. Pero el S&P americano cerraba el viernes en 5.512 puntos. Todavía lejos del 6.147 del 19 de febrero cuando el dinero creía en Trump.
Para Bessent “América primero, no quiere decir América sola”, pero necesitará mucha pericia. Musk grita que es un submarino de Soros, el multimillonario húngaro y bestia negra de la derecha. Y Bessent hizo parte de su fortuna con Soros, especulando con que la libra británica tendría que salir del SME en 1992. Dicen que ganaron 1.000 millones de dólares, de entonces. Luego montó su propio 'hedge fund' (fondo de alto riesgo) e hizo donativos a Obama y, mucho más sustanciosos, a Trump. Habrá que desear que como domador o bombero tenga el mismo éxito que como financiero y especulador.
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