Opinión | La Calle Nueva
Juan Cruz Ruiz

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Periodista y escritor

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Vida y riesgos de la libertad de la escritura

La literatura cuenta, y cuenta los horrores. Este que ha abordado Luisgé Martin es un horror, pero la culpa del horror no es suya, es de la historia del mundo que las produce

Luisgé Martín defiende su libro sobre Bretón: "No le da voz, se la quita, niega su explicación de los hechos"

Anagrama se desvincula de 'El odio' y devuelve todos los derechos del polémico libro a Luisgé Martín

El escritor Luisgé Martín, autor de 'El odio', sobre el crimen de José Bretón.

El escritor Luisgé Martín, autor de 'El odio', sobre el crimen de José Bretón. / FERRAN NADEU

En el caso Luisgé, que acaso tendría que llamarse 'el caso de los que no quieren a Luisgé Martín', se produjo esta semana un salto cualitativo: la presencia del autor del libro que tanta notoriedad está teniendo en España desde que empezaron los vaivenes editoriales, y judiciales, relacionados con la esencia, y no tan solo, de 'El Odio', este libro tan controvertido.

Que él estuviera ante una audiencia tan importante como la que dirige Xabier Fortes en '24 horas' le daba a la ya larga diatriba una nueva dimensión: la voz del acusado. Desde que se decidió, en instancias muy diversas, algunas conocedoras de 'El Odio', y otras sin deseos de mirar el libro, las opiniones han caído con enorme diferencia en contra de lo que Luisgé Martín decidió abordar: la historia de un bandido que mató a sus hijos.

Este horror, del que el autor habló con Fortes y con sus contertulios, no había tenido muchas diatribas así, como si un vaho de culpabilidad sin remedio estuviera flotando para que el asunto quedara zanjado sin más: ya tenemos al 'otro' culpable, cerremos el asunto.

En esta ocasión, el autor salió a la palestra en un medio, la televisión, de la misma naturaleza que aquel en que se emitió una película sobre el horrible suceso. Que aquella película forme parte del dossier no parece haber tenido relevancia excesiva. Y es francamente muy relevante que ese fuera un antecedente de la versión que, de semejante historia horrible, abordó el autor tan incriminado. Como si el papel no se borrara y el celuloide fuera de usar y tirar. Cuando, en este caso, el celuloide tuvo tanto que decir, e imagino que seguirá teniéndolo.

He sentido que este nuevo episodio de asunto tan difícil permitirá un giro que permita al autor explicarse mejor, lo que ya intentó ante Fortes, a la vez que quienes lo llevan tachando desde que empezó la diatriba piensan hasta qué punto querrían para ellos mismos censuras tan drásticas como las que Luisgé está viviendo ahora.

La historia de la literatura tiene los mismos vaivenes que la vida. Luisgé Martín ha escrito un libro que ha soliviantado a muchos de los que, alertados por la madre de los niños que fueron asesinados por su padre, consideran que esa escritura nunca debió tener lugar.

Sin duda, nunca debió tener lugar el hecho mismo, aquel desastre llevado a cabo por un loco contra sus propias criaturas. La repugnancia que produce, y ha producido desde que ocurrió, ese hecho que ahora llena páginas indignadas, no solo es la más respetable de las reacciones. Conviene, también, decir que es un motivo para buscar en la historia de los libros los múltiples antecedentes que a los escritores los han llevado a plantear, en sus obras, naturaleza y consecuencias de tales disparates.

Desde Truman Capote, que es el más notorio de los que se han ocupado de crímenes horrendos que luego fueron libros, hasta nuestro tiempo, a la literatura no se la ha podido librar de ese recuento horrible impelido por los hechos. La literatura aborda hechos e imaginaciones. Luisgé ha escrito sobre hechos que ojalá no hubieran ocurrido jamás, nunca, ni en la imaginación, ni en ninguna parte, del mismo modo que se cuentan las terribles escenas, firmadas por autores del presente, en España y en el mundo, que son interrogantes sobre la impresionante dimensión que tienen las distintas culpas del ser humano.

En un libro que publicó Anagrama en 2014, en el que alternan juicios sobre la literatura Mario Vargas Llosa y Claudio Magris ('La literatura es mi venganza') este último cita los casos de Truman Capote, Knut Hamsun o Louis Ferdinand Céline, a los que ahora se podrían añadir otros tantos, que abordaron repugnantes hechos contemporáneos o del pasado.

Lo cierto es que esos libros son ahora parte de la historia de la literatura. La literatura cuenta, y cuenta los horrores. Este que ha abordado Luisgé Martin es un horror, pero la culpa del horror no es suya, es de la historia del mundo que las produce, el mundo de los seres humanos que han de ser conocidos, y son conocidos, como consecuencia de lo que somos o podemos ser aquellos que, siendo humanos, también podemos ser radicalmente inhumanos. Contemos hechos reales o contemos, con la imaginación, lo que es imposible concebir como realidad.

No imagino que la tachadura del libro de este escritor tan contemporáneo que es Luisgé Martin beneficie al futuro ni al presente. Es, y así debe ser tomado, como un libro que cuenta una historia para que esta se conozca y no se repita.

Esa fue mi reflexión. Cuando escuché a Luisgé Martín hablando ante Fortes, sus tertulianos y su audiencia, sentí que debía compartirla. Con respeto y esperanza.  

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