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Josep Maria Fonalleras
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La vida perdurable

El viaje literario de Javier Cercas entre la duda y la certeza acaba así. Entre la certeza y la duda

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Javier Cercas.

Javier Cercas. / Fernando Bustamante

Hace días que quería escribir sobre 'El loco de Dios en el fin del mundo', el libro de Javier Cercas que explica su peculiar aventura en el Vaticano y su viaje en el séquito que acompaña al papa Francisco a Mongolia. Ahora, por supuesto, es un buen momento. De las dos o tres cosas que más me interesan en el mundo, una es Roma y el Vaticano, y todo lo que pasa allí. Por otra parte, no soy sospechoso de ser amigo de Javier Cercas. Lo fui (al menos conocido y saludado), pero con el paso de los años nos hemos distanciado de tal modo que incluso hemos mantenido notables, me atrevería a decir que agrias, divergencias, en público y en privado. Me acerqué, pues, a esta 'novela sin ficción' con el interés que me despierta el asunto y con la inquietud de pensar qué había hecho Cercas con su experiencia vaticana. Digámoslo de entrada: esta “mezcla extravagante de crónica y ensayo y biografía y autobiografía” es una pieza magnífica. No se aleja del estilo habitual de Cercas, que consiste, por decirlo en pocas palabras, en utilizar una idea de sí mismo, ficcionada, pero real, tangible, para situarse, él mismo, en una acción que, sea cual sea la excusa, se convierte en “una búsqueda, una especie de 'thriller', una persecución”. Toda la parafernalia de la prosa, con recurrencias y giros concéntricos, con explícita y repetida formulación del objetivo final, trata de obtener una respuesta definitiva que, de hecho, ni lo es ni lo deja de ser.

En este caso, el acercamiento al papa Francisco trata “sobre un loco que persigue a un loco hasta el fin del mundo para preguntarle sobre la resurrección de la carne y la vida eterna”. El loco, por supuesto, es él. Y el otro loco, Jorge Bergoglio, que eligió llamarse Francisco en homenaje al 'poverello' de Asís, aquel que hablaba de sí mismo como “el loco de Dios”. Cercas escribe que "ponerse un nombre no es solo ponerse un nombre; es enviar un mensaje". Esto lo ha explicado con sabiduría Antoni Puigverd a raíz de la muerte del Santo Padre, en un artículo que se titula justamente 'Francesc'. En las novelas 'sin ficción' de Cercas siempre hay personajes secundarios que ayudan al desarrollo de la trama. Aquí, un tal Lorenzo Fazzini, responsable de la editorial vaticana y, entre otros, Gianfranco Ravasi, del Dicasterio de la Comunicación. Y, por supuesto, su madre, que vive pendiente de saber si es cierto que después de la muerte existe otra vida. De hecho, este es el tuétano del libro. Un ateo angustiado por el vacío de la existencia que se plantea “¿y si fuera verdad?”. Y los creyentes, representados por el cardenal Gianfranco Ravasi, angustiados también, pese a la fe, o a causa de la fe, por el planteamiento contrario. "¿Y si no lo fuera?".

En un fogonazo final, como en muchas de las otras obras de Cercas, la escena memorable en la que el escritor enseña a la madre la grabación de la conversación que ha mantenido con el papa Francisco nos asegura que "con toda seguridad" hay una vida perdurable. Este viaje literario entre la duda y la certeza acaba así. Entre la certeza y la duda.

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