Opinión | Rearme militar
Anna Grau

Anna Grau

Periodista, escritora y exdiputada en el Parlament

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Sí a la paz, que es el mejor negocio

Los del “No a la guerra”, ¿cómo se creen que se paran las guerras? ¿Tirando dónuts al enemigo? Una bala no es de derechas ni de izquierdas

El Grupo Táctico Acorazado 'Málaga' lleva a cabo la operación 'Cohesion' junto a sus aliados del Reino Unido.

El Grupo Táctico Acorazado 'Málaga' lleva a cabo la operación 'Cohesion' junto a sus aliados del Reino Unido. / Estado Mayor Defensa @EMADmde

España, ausente en dos guerras mundiales y con su guerra civil siempre omnipresente, es país de pacifistas. También de infantiloides. Hasta de hipócritas. Que dejemos de vender armas a Israel, exigen los ministros de Sumar, sin despeinarse y sin dimitir. Y sin querer reconocer que es difícil llegar a ministro -así sea de parques y jardines- sin enterarse de que ojalá el “problema” fuese que Netanyahu necesita armas españolas para ganar su guerra. Es que es al revés. Como la industria militar y de ciberseguridad israelí nos corte el grifo a nosotros, prepárate.

En este tema, nadie es más españolazo que los catalanes. Si en el resto de la piel de toro impera la picaresca de llevar años camuflando el gasto militar con facturas y partidas de cualquier otra cosa, firmando convenios y contratos de tapadillo, en Cataluña encima van y se lo creen. Que lo militar es caca. Hasta el punto de que Criteria, el gran holding inversor de la Caixa, tenía estructuralmente vetado invertir en el sector, por lo mismo que no podía invertir en nada relacionado con el juego, el tabaco o el alcohol. Yo creo que poner al mismo nivel conceptual la ludopatía, el tabaquismo, el alcoholismo y los ejércitos es…lo que es. Una declaración no de intenciones sino de limitaciones.

Los del “No a la guerra”, ¿cómo se creen que se paran las guerras? ¿Tirando dónuts al enemigo? Una bala no es de derechas ni de izquierdas. No es mejor ni peor que quien la dispara. La misma bala puede servir para asesinar a un inocente, para ejecutar a un condenado a muerte o para abatir a un terrorista antes de que secuestre, viole, mutile o cause una matanza. Los estamentos militares, como los policiales, como el ministerio de Hacienda, nos gustarán más o menos, pero están ahí porque cumplen una función.

Si quieren se lo explico de otra manera. La inversión en asuntos militares, por difusa que sea, ronda ya el 4 por ciento del PIB catalán. ¿Es mucho? ¿Es poco? Pues miren, en Madrid son cuatro veces más. ¿Eso es porque la cabra de la legión se llama Isabel, como Ayuso, o porque mientras aquí nos abanicamos con papel de fumar, allí las cazan al vuelo?

Leo con interés en estas mismas páginas que Criteria va a revisar sus criterios, valga la cacofonía, que no redundancia, para abrirse a la inversión en el sector de la defensa. Así sea esquivando con cautela, siempre que se pueda, la palabra “rearme”. La ocasión la pintan calva y tecnológica porque se pueden producir, desarrollar y vender muchas cosas que ayudan a salvar vidas sin necesidad de destruir ninguna. La ciberseguridad, los drones, los submarinos que vigilan las costas, los vehículos que transportan a nuestros soldados, etc. Hay mucho campo por recorrer mientras reeducamos pacientemente a una opinión pública que lleva muchas décadas engañada. Creyéndose que el “No a la guerra” era una opción seria, o simplemente una opción. Y creyéndose que los líderes políticos que así se lo machacaban también se lo creían. Animalitos.

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