Opinión | Geopolítica
Carles Sans
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Somos dóciles víctimas

Una decisión política arruina la vida de los parias de la Tierra que, aunque paguemos nuestros impuestos, somos los conejillos de indias a merced de los caprichos de quienes nos gobiernan

Trump suspende 90 días los aranceles a la mayoría de países pero eleva al 125% los de China

El presidente de EEUU, Donald Trump

El presidente de EEUU, Donald Trump / Europa Press/Contacto/Molly Roberts/White House

Estamos inmersos de nuevo en una crisis mundial que puede desencadenar una recesión global de dimensiones todavía inciertas. Y lo estamos porque de repente, un individuo, presidente de uno de los países más poderosos de la Tierra, ha tomado una decisión, o le han aconsejado que tome una decisión, que, como es habitual, va a perjudicar directamente a millones y millones de ciudadanos, a cada cual en mayor o menor medida. Una decisión que puede ser nefasta para el día a día de todos nosotros. Suma y sigue. Una vez más, una decisión política arruina la vida de los parias de la Tierra que, aunque paguemos nuestros impuestos, somos los conejillos de indias a merced de los caprichos de quienes nos gobiernan, ya sea a escala global, nacional o local.

Todo por satisfacer a aquellos poderosos que en la sombra marcan el camino o para aumentar los votos que les a van a mantener en el puesto.

La crisis global de 2008 a 2014 fue provocada porque, a grandes rasgos, el presidente de la Reserva Federal de EEUU no hizo bien las cosas y pensó que el mercado se regularizaría por sí solo; el champán para todos de los bancos acabó con el negocio de muchas personas. Otra crisis, la climática, se apoya gracias a las inexistentes políticas de los países industriales que contaminan y no han sido capaces de ponerse de acuerdo para revertir la situación. Siguiente crisis mundial, la del covid. Hay mucho de oculto y todavía hoy no existen certezas de dónde salió el virus; en cualquier caso, volvimos a pagar las consecuencias aquellos que sin comerlo ni beberlo sufrimos pérdidas humanas y económicas irreparables. A escala local, en España se vino otra crisis: la iniciada por unos políticos que abanderaban un 'procés' en Catalunya que nos arrastró a una crisis económica y personal muy grave; otra vez, volvimos a pagar la errática decisión de quienes mandan. Volviendo al panorama internacional, la guerra de Ucrania es otro ejemplo más del desastre que supone la interesada decisión de unos pocos para el perjuicio de muchos.

¿Hasta cuándo seguiremos siendo las víctimas inocentes de caprichosas e injustas decisiones que hacen de nuestras vidas un permanente sube y baja económico y emocional? No basta con vivir para vivir, debe permitirse que se viva en paz para poder ser un poco más felices. Lo peor es que no va a cambiar nada y seguiremos siendo las dóciles víctimas de siempre.

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