Opinión | Corrupción
Albert Soler

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Periodista

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Ábalos promociona Teruel

El exministro procura por el país incluso en sus horas de asueto, hasta sus momentos de ardor y pasión sirven para promocionar nuestra magnífica red de paradores

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José Luis Ábalos, el 20 de febrer passat, a la sortida del Suprem. | JOSÉ LUIS ROCA

José Luis Ábalos, el 20 de febrer passat, a la sortida del Suprem. | JOSÉ LUIS ROCA

En España, cada vez que sale a la luz un escándalo político, la pregunta es cuándo se va a saber lo de las putas, siempre hay putas. Este país es así, nadie se conforma con birlar dinero al erario público, cosa que ya sería para estar orgulloso, aquí no eres nadie si después no te lo gastas en señoritas de pago. Hace un par de meses fue el cumpleaños de uno de mis hijos, Roger, y le regalé un fin de semana en un Parador Nacional, cualquiera a elegir.

- ¿Un paradero (sic)? ¿Eso qué es? - fue su manera de darme las gracias.

Los jóvenes no tienen ni idea de la existencia de los Paradores Nacionales, así que lo de todo un ministro acarreando señoritas hasta la habitación del Parador de Teruel, en plena pandemia, servirá para dar a conocer estos establecimientos, eso habrá que reconocérselo al eficiente líder socialista. Ábalos procura por el país incluso en sus horas de asueto, hasta sus momentos de ardor y pasión sirven para promocionar nuestra magnífica red de paradores. Eso son ministros y no los de antes, que se limitaban a trabajar para España de ocho a tres, fines de semana excluidos. Según ha salido en la prensa, tanto empeño puso el ministro en su propaganda de los Paradores, que destrozó la habitación. Gajes del oficio. Del oficio del ministro, se entiende, no del de las señoritas. Ayer le mandé a mi hijo la noticia de la orgía -orgía patriótica, como ha quedado dicho- de Ábalos, a ver si se entera de qué son los Paradores Nacionales.

-Tú me dijiste que cada Parador ofrece a sus clientes los productos típicos de la región. ¿Eso significa que en Teruel lo típico son las señoritas de compañía? Creo que voy a elegir ese Parador para pasar el fin de semana que me regalaste- me comentó ilusionado.

Tuve que explicarle que la oferta de los Paradores Nacionales es únicamente gastronómica, que en el de Teruel podrá comer, por ejemplo, migas a la pastora o caldereta de cordero, cocina pastoril le llaman, pero que las señoritas se las trajo puestas el señor Ábalos en su visita promocional. Pareció desencantado, pero aún tuvo tiempo de insinuar que en la literatura de género pastoril abundan los encuentros amorosos y que tal vez sea eso lo que ofrece el Parador turolense.

-Ábalos era el pastor y las señoritas el rebaño- sentenció, ilusionado con el descubrimiento de la novela pastoril.

Igual que mi hijo, no todo el mundo ha entendido que Ábalos estaba ejerciendo de ministro la noche de autos. Ante las injustas críticas que está recibiendo nuestro ministro de promoción de Paradores, cabe insistir en que su encuentro pastoril tuvo lugar durante la pandemia, mientras su propio gobierno nos encerraba en casa y nos obligaba usar mascarilla hasta para comer crespillos de borraja, también turolenses. Ábalos se jugó la vida, arriesgándose a contraer covid o cualquier otra enfermedad que pudieran contagiarle sus acompañantes, mientras nosotros estábamos tan tranquilos en casa, a salvo de blenorragias. La imagen del ministro devastando una habitación en compañía de señoritas ligeras de ropa -con mascarilla, eso sí- merecería figurar en los libros de historia al lado de la de Fraga bañándose en Palomares. Ambos estadistas expusieron el pellejo para tranquilizar a los ciudadanos, para que entendiéramos que ni la amenaza atómica ni la de un virus debían evitar que nos solazáramos, ya fuera en el mar o en la cama, respectivamente. Si algo se le puede achacar al ministro es solamente no haber convocado a la prensa para que quedara constancia gráfica de su hazaña en paños menores, como sí hizo Fraga en su día.

Boris Johnson, otro incomprendido gran líder político, hizo lo mismo por los ingleses, corriéndose juergas en el 10 de Downing Street durante la pandemia, mientras sus paisanos se limitaban a seguir las normas, demostrando así que los auténticos dirigentes no temen a la muerte. No es extraño que, hace pocos días, todo el grupo socialista del Congreso recompensara con grandes aplausos a Ábalos, quien a su edad fue capaz todavía de satisfacer al personal del parador, a los votantes socialistas, a los médicos que luchaban contra el covid y a todo el harén que se llevó a la habitación. Y por si fuera poco, recordando que Teruel existe.

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