Opinión | Comisión Europea
Albert Soler

Albert Soler

Periodista

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El neceser de quedarse en casa

Llega ahora el kit de supervivencia, en lo que promete ser otra gran oportunidad de hacer dinero fácil gracias a quienes siguen confiando en las recomendaciones de los gobiernos

Kit de supervivencia: estos son los medicamentos y alimentos básicos que debe tener

Un kit de emergencia para pasajeros.

Un kit de emergencia para pasajeros. / HANDOUT/EPA / EFE

Está muy bien que Europa vaya dando ideas de cómo enriquecerse a quienes siempre se enriquecen, la rueda debe continuar girando. Tras los chollos de las mascarillas y los test del covid, que buenos dividendos dejaron a quienes supieron arrimarse al poder, llega ahora el kit de supervivencia, en lo que promete ser otra gran oportunidad de hacer dinero fácil gracias a quienes siguen confiando en las recomendaciones de los gobiernos, ciudadanos ejemplares que en estos momentos ya están haciendo acopio, por decenas de miles, de tiritas, cerillas y pilas. Van quedando pocos de esos, la gente no es tonta y ve que le toman el pelo demasiado a menudo, pero los pocos que quedan son suficientes para que alguien gane dinero a su costa, son tan sumisos que hacen lo que se les diga y, lo más importante, compran lo que se les diga. Antes de un mes, alguien sacará a la venta el kit completo dentro de una bolsa mimetizada -los colores de guerra quedan bonitos en los kits de supervivencia- que podrá adquirirse en todos los supermercados y gasolineras a un precio, si no económico, por lo menos asequible para los futuros damnificados y refugiados. En España va a ser obligatorio comprarlo, no porque vayamos por delante de los demás países en materia de seguridad, en lo que vamos por delante es en materia de amigos del gobierno que se habrán hecho con todo un contenedor de kits de supervivencia y deben venderlos. En fin, nada que no puedan arreglar unas cuantas comisiones en los bolsillos adecuados.

Al inicio de la pandemia del covid, un vecino de mi barrio, listo el tío, ganó 5.000 euros comprando mascarillas y revendiéndolas después (era cuando había escasez de ellas), no es mucho dinero, pero no está mal para alguien sin contactos en el gobierno ni en la Generalitat, otra que tal. Hace un par de días que no lo veo, estará preparando kits de supervivencia, menudo es. Para esas cosas siempre hay un nicho de mercado, los imbéciles que por aquel entonces acumulaban papel higiénico, ya están esperando a poder comprar esos kits de supervivencia para, acto seguido, denunciar a quienes no los adquieran, hábito adquirido durante la pandemia que no han tenido demasiadas ocasiones de seguir practicando.

-De todas formas, tendré que comprar igualmente papel higiénico, porque los creadores del kit han olvidado incluirlo.

Es que Europa no es perfecta. Sin embargo, el kit contiene tiritas, que es algo que siempre se echa en falta en una guerra nuclear. La gente se preocupa de la radiación, de si se le derrumba la casa encima, de si muere toda su familia y de que no hay fútbol por la tele, pero no cae en la cuenta de que si se arranca un padrastro va a necesitar una tirita, y a ver cómo encuentra una farmacia de guardia entre los cascotes.

Lo que es seguro es que en España no se va a llamar kit de supervivencia al kit de supervivencia, se trata de una expresión demasiado brusca para nuestros tiernos oídos, ya que nos remite a dificultades para sobrevivir, y eso es impensable en la arcadia que habitamos. Por fortuna, tenemos un presidente del Gobierno que vela por nosotros y, merced a su dominio del lenguaje, nos calma y nos sosiega. El Pedro Sánchez que no miente sino que cambia de opinión, el Pedro Sánchez que no quiere usar la palabra “rearme” de Europa sino “salto tecnológico”, al kit de supervivencia le va a llamar “neceser de quedarse en casa”, que queda más fino. Ahora que sabemos de su tendencia a crear un nuevo lenguaje, no podemos sino preguntarnos qué quería decirnos en realidad cuando nos comunicó que era un hombre profundamente enamorado de su mujer, igual nos estaba diciendo que iba salido.

Europa fue un invento que habría estado muy bien si se hubiera limitado a organizar Eurovisión y la Champions League. Quiso ir un poco más allá y no ha servido más que para convertirnos en más pobres, más cobardes, más sumisos, más imbéciles y -esa es la última- más belicistas, que ahora hay que armarnos hasta los dientes porque viene el coco ruso. Cada vez que desde Europa llega una nueva directriz, la única pregunta que los ciudadanos debemos hacernos es quién va a ganar dinero con ello. Porque, perderlo, ya sabemos que vamos a ser nosotros.

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