Opinión | Govern
Joan López Alegre

Joan López Alegre

Periodista y exdiputado en el Parlament

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El engaño de bajar el IRPF y doblar la tasa turística

No es cierto que bajen los impuestos, todo lo contrario, vuelven a subir

El Govern reducirá el IRPF a las rentas inferiores a 33.000 euros tras un pacto con ERC

Catalunya aprueba la subida de la tasa turística, que no se aplicará por igual en todos los municipios

Los hoteleros cargan contra la subida de la tasa turística: "¿Critican a Trump por los aranceles y ahora nos gravan a nosotros?"

Los hoteleros cargan contra la subida de la tasa turística: "¿Critican a Trump por los aranceles y ahora nos gravan a nosotros?" / EFE

El Govern anunció una rebaja del IRPF para rentas inferiores a 33.000 euros, que ahorrará 50 millones de euros a los contribuyentes, pero a la vez duplica la tasa turística e ingresa 90 millones más. Un negocio redondo.

Mientras se anuncia a bombo y platillo una rebaja del IRPF se incrementan otro montón de impuestos y el resultado final es que la recaudación global de la Generalitat subirá 219 millones. En definitiva, no es cierto que bajen los impuestos, todo lo contrario, vuelven a subir.

Llevamos unos años oyendo, machaconamente, que la tasa turística la pagan los que nos visitan. Es mentira: el 40% de las pernoctaciones en alojamientos turísticos de Catalunya son a cargo de catalanes. Así pues, lo que rebajan por un lado nos lo cobran doblado por el otro.

Subir los impuestos turísticos, en apariencia, no parece grave, pero en realidad sí lo es, dado que el turismo es nuestra principal fuente de riqueza y empleo. La modificación perpetrada por el Gobierno Illa, con el apoyo entusiasta de los Comuns, permite que en Barcelona la tasa turística pueda llegar hasta los 15 euros por persona y noche. En Roma y Paris, competidores directos de Barcelona, está en 7,5 y 8,3 euros, respectivamente. Subir los impuestos puede llenar las arcas de la administración, pero afecta a la ocupación hotelera, más si se tiene en cuenta que Barcelona es la ciudad con los impuestos turísticos más elevados de Europa.

La competencia de Barcelona no es solo con otras capitales europeas, también Catalunya compite por atraer turistas con otras comunidades dentro de nuestras fronteras: Canarias, Andalucía, Comunidad Valenciana, Baleares y Madrid son rivales como destino y, de ellos, solo Baleares tiene impuesto turístico... y no tan gravoso como el nuestro.

Además de doblar el impuesto, el decreto de la Generalitat permite a los ayuntamientos aplicar un recargo de hasta seis euros a la tasa turística. La tan cacareada progresividad fiscal cuando se habla de turismo desaparece y, además, otorgar esta potestad a los municipios es un riesgo porque, muchos de ellos, tendrán la tentación de equilibrar sus cuentas gravando a sus visitantes, que no vendrán solo de Munich o Londres, también de Igualada, Reus o Cornellá.

El impuesto turístico lleva 12 años en vigor, su creación se justificó para mejorar infraestructuras, pero la realidad es que ni se ha acabado la línea 9 del metro ni se ha realizado la ampliación del aeropuerto de El Prat.

Ahora, para tranquilizarnos, nos dicen que el 25% de lo recaudado se usará para promover vivienda social. Lo cierto es que la previsión de ingresos por el impuesto turístico en Barcelona equivale a la cantidad que el Ayuntamiento destina a vivienda. Dicho de otro modo, estamos, una vez más, ante la victoria del relato político falso frente a la verdad: la administración se llena la boca de afirmar que la vivienda es su prioridad, pero en realidad fía todo su esfuerzo en esta materia a lo que aporten los contribuyentes, la mayoría de ellos catalanes.

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