Opinión | Conflicto entre derechos
Ana Bernal-Triviño

Ana Bernal-Triviño

Profesora de la UOC y periodista.

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Dilemas y preguntas sobre el libro de Bretón

Ruth Ortiz ha pedido ayuda porque ella parió a dos hijos a los que ya no abraza porque fueron asesinados y quemados por su padre

Un juzgado de Barcelona permite la publicación del libro sobre José Bretón

Último intento de la Fiscalía para evitar la publicación del libro sobre José Bretón: pide parar la distribución a la Audiencia de Barcelona

José Bretón.

José Bretón.

El juez autoriza publicar el libro de José Bretón. Por aclarar, el magistrado ha tomado la decisión sin leer la obra completa porque solo ha recibido artículos periodísticos que no muestran el contenido total. Y que, sin libro, no puede hacer un juicio sobre él.

Aquí expongo la pregunta que no dejo de hacerme. Cómo es posible que, en un caso tan delicado y tan mediático como este, se haya cometido este margen de error. Más que nada para una víctima que ahora está sufriendo, Ruth Ortiz, no piense que el sistema le está tomando el pelo después de todo lo que ha pasado.

Estos días he escuchado mucho lo de “los libros son sagrados”. Y, para mí, lo sagrado son los derechos. Y este caso ha presentado un conflicto entre derechos importantes. Por un lado, la libertad de expresión. Por otro, los que recordaba la Fiscalía de Menores, el derecho al honor, la intimidad y la imagen de los menores y de la madre

A partir de aquí, algunas preguntas clave de este asunto (y con otros que puedan venir), a raíz de lo expuesto también por juristas expertas.

1.Recordemos qué dice la Constitución sobre la libertad de expresión. En el 20.4 se menciona que ese derecho no es absoluto. Tiene límites en otros como el honor, la intimidad, la imagen y la protección de la juventud y de la infancia. Pregunto… ¿Quizás los derechos de los menores deberían ser ponderados por encima de la expresión de un adulto, aún más si ellos son desaparecidos, asesinados y quemados por su padre? ¿Quizás los procesos judiciales deben ser más y mejor investigados cuando detrás hay un caso de violencia vicaria?

2.La reforma de la ley 1/1982 en 2010 concretó que si una persona condenada y con sentencia firme usa sus delitos para "conseguir notoriedad", "provecho económico" o produce un "menoscabo de la dignidad de las víctimas" será penada. Ocurrió tras el caso de Marta del Castillo, cuando la madre del asesino iba a ser entrevistada en televisión. Parecido fue el caso de Gabriel Cruz, el niño asesinado por Ana Julia Quezada en Almería. Se pretendía grabar un 'true crime' junto con la asesina, pero la movilización de la opinión pública lo impidió. Pregunto… ¿Quizás esa reforma queda sin efecto en casos como el de Bretón, bajo el argumento de la literatura (cuando de fondo no hay ficción, sino un hecho real)? ¿En qué grados se maneja el baremo del menoscabo de la dignidad? ¿En función de qué se aplica a unas víctimas sí o a otras no?

3.La ley de Violencia de Género reconoce el derecho a la reparación de las víctimas de violencia machista con “las medidas necesarias para su completa recuperación física, psíquica y social, las acciones de reparación simbólica y las garantías de no repetición”. Y aquí entra la difusión de la verdad del hecho, para garantizar la dignidad y reputación de las víctimas. Entre ellas, la de la madre de Ruth y José. Pregunto… ¿La libertad de creación, de expresión, no se decía que tenía límites? ¿Las medidas necesarias para esa recuperación qué incluyen y qué dejan de incluir? ¿La violencia simbólica o la violencia mediática están fuera de esas acciones?

4.Las víctimas no dictan, recuerdan sus derechos. Usar otras publicaciones de hace décadas, de otros autores reconocidos, no es justificación. Eran otras historias y otras realidades que ni se reconocían. Las sociedades avanzan. No todo lo que se ha hecho en el pasado es siempre ético, ni todo lo que tiene éxito, ni lo que tiene reconocimiento ni incluso lo que es legal. Sobre todo, cuando se trata de determinadas fuentes.

Es probable que sea oportuno recordar lo que sucedió. A veces la memoria es frágil. Ruth Ortiz ha pedido ayuda porque ella parió a dos hijos a los que ya no abraza porque fueron asesinados y quemados por su padre. Dos hijos a los que ya no escucha hablar ni reír, no ha visto crecer, no le puede cantar cumpleaños feliz, no les da los buenos días ni las buenas noches. Todo eso y más arrebatan estos asesinos. Ruth Ortiz tiene la nada. Y en esa ausencia, invisible e incomprensible a otros ojos, sin esperarlo, se ha sentido golpeada y arrastrada en lo más adentro a un pasado doloroso, sin compasión. Solo ha pretendido que nada ensucie lo único que le pertenece: su recuerdo. Queda la duda de si, en caso de haber tenido el libro completo, qué derechos hubiesen prevalecido. Sobre todo porque Fiscalía recurre y esto no acaba aquí.

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