Opinión | Ágora
Jordi Martí Galbis

Jordi Martí Galbis

Jordi Martí Galbis es presidente del grupo municipal de Junts per Barcelona

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La gran Barcelona es Catalunya

La ciudad que impulsa Collboni es una megalópolis impersonal y poco humana, diseñada con la única ambición de ser la "segunda ciudad de España", mientras que desde Junts defendemos una Barcelona que ejerce con orgullo su capitalidad catalana

La verdad de Barcelona

Vista aérea del área metropolitana de Barcelona desde Santa Coloma de Gramenet.

Vista aérea del área metropolitana de Barcelona desde Santa Coloma de Gramenet. / Zowy Voeten

Resulta curioso que quien hable de la "verdad de Barcelona" sea precisamente un alcalde que gobierna con solo 10 concejales de un total de 41, al frente de un gobierno débil que no ha sido elegido directamente por los barceloneses, sino fruto de unos pactos orquestados lejos de la ciudad, a Madrid. La legitimidad para plantear grandes visiones metropolitanas queda seriamente comprometida cuando ni siquiera se ha conseguido el apoyo mayoritario de los ciudadanos de Barcelona.

Collboni habla de una "ciudad real de cinco millones de habitantes", mientras es incapaz de dar respuesta a las necesidades e ilusiones de los 1,7 millones de barceloneses y barcelonesas. Los problemas de la ciudad no solo no se han resuelto, sino que han empeorado bajo su mandato: inseguridad creciente, limpieza deficiente, movilidad caótica y una crisis de vivienda sin precedentes. Collboni pretende erigirse en un 'estadista' metropolitano, cuando solo es un mal alcalde.

Además, esta visión que plantea no es compartida por muchos alcaldes socialistas del área metropolitana ni por el mismo Antoni Balmón, vicepresidente ejecutivo del CON. La razón es sencilla: el modelo que propone Collboni parece más orientado a diluir Barcelona en una gran área metropolitana que a potenciar las singularidades y fortalezas de cada municipio.

Desde Junts per Barcelona defendemos un modelo radicalmente diferente. La Barcelona que nosotros queremos es aquella que hace de verdadera capital de Catalunya, que ejerce de tractor económico y cultural del país, pero siempre desde el respecto a la identidad y la autonomía de cada territorio. La Barcelona que impulsa Collboni es una megalópolis impersonal y poco humana, diseñada con la única ambición de ser la "segunda ciudad de España", mientras que desde Junts defendemos una Barcelona que ejerce con orgullo su capitalidad catalana, que lidera sin imponer, que acompaña y colabora en red con todas las ciudades del país, proyectando Catalunya al mundo y preservando, a la vez, la escala humana de sus barrios.

Queremos un área metropolitana que preserve la identidad de cada municipio, que no deshumanice las ciudades que la integran, que vaya en línea con el impulso de este país, equilibrado y al servicio del progreso económico y el bienestar de las personas, y que asuma también el reto de la promoción y la protección de la lengua y la cultura. Barcelona tiene que acompañar, no imponer; tiene que liderar, no diluir; tiene que reforzar y potenciar, no exprimir. No queremos una Barcelona que, como Madrid, vacíe y empobrezca a su entorno, sino una que potencie a todo el país.

Barcelona tiene que ayudar a desarrollar un país en red, multicéntrico, con diferentes metropolitanidades, donde cada uno de los territorios aporte sus potencialidades y singularidades, y permita disponer de un país equilibrado y cohesionado. Tenemos que trabajar bilateralmente con el territorio desde una perspectiva de alianzas, donde cada cual pone lo mejor que tiene, en que la suma desde la diversidad permite que todo el mundo gane. El alcalde Xavier Trias actuó así.

Lo que hará grande a Barcelona no es una megalópolis administrativa de cinco millones de habitantes, sino una capital comprometida con su país, que defienda los derechos de todos los catalanes y las catalanas, y que entiende que su grandeza radica, precisamente, en ser el motor de una Catalunya próspera, cohesionada y sostenible.

Mientras Collboni parece más preocupado para construir una 'Gran Barcelona' desconectada del sentimiento nacional, nosotros defendemos una Barcelona que ejerza con orgullo y responsabilidad su papel como capital de Catalunya. Porque la verdadera grandeza de Barcelona no se mide en millones de habitantes, sino en su capacidad para liderar e impulsar un país entero.