Opinión | Defensa
Ernest Folch

Ernest Folch

Editor y periodista

Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

No en nuestro nombre

La nueva narrativa bélica quiere prepararnos para la guerra sin contarnos qué derechos sociales se recortarán

El PSOE se compromete a cuadrar el aumento del gasto en defensa sin recortar en servicios públicos

ERC y Junts exigen a Sánchez que el aumento del gasto militar no afecte a los servicios públicos

Maniobres conjuntes de l’Exèrcit espanyol i el britànic, el març del 2024. | ESTAT MAJOR DE LA DEFENSA

Maniobres conjuntes de l’Exèrcit espanyol i el britànic, el març del 2024. | ESTAT MAJOR DE LA DEFENSA

A las decisiones lúgubres les precede normalmente un relato lúgubre. Ante los delirios de Trump, y como si se tratara de un resorte, la opinión publicada europea ha salido en tromba a pedir por tierra, mar y aire un rearme sin precedentes y un incremento desaforado del gasto en defensa, que algunas voces sitúan alrededor de un brutal 3% del PIB. Parece que la única solución que ha encontrado el 'establishment' europeo ante la irrupción de los nuevos matones estadounidenses y el cambio de paradigma en la geopolítica mundial ha sido proclamar la compra de misiles a mansalva y hacer crecer los ejércitos europeos como si no hubiera un mañana. Se nos dice, por supuesto, que no hay ninguna alternativa al rearme y que los que nos oponemos a ello somos unos trasnochados y unos cándidos pacifistas, esto cuando no nos acusan de ser directamente colaboracionistas de Putin. La nueva narrativa belicista es tan agresiva como ruidosa, pero se ha hilvanado de manera tan torpe y apresurada que sus palmeros apenas se dan cuentan de las enormes lagunas que presenta su discurso.

Para empezar, ni siquiera saben explicarnos cómo se pagarán estos nuevos juguetes de la muerte: ¿será a crédito o directo en vena con derechos sociales? Los que quieren jugar a 'geypermans', eso sí con muertos de verdad, ¿tendrán la valentía de confesar que tendremos que recortar los derechos sociales para pagar todo este armamento? ¿Por qué nos esconden que tendremos que bajar las pensiones, dejar de construir escuelas u hospitales, o recortar el paro? A continuación, vienen las grietas morales: resulta que no debemos dejar a Ucrania tirada, pero en cambio sí podemos ponernos de perfil ante el salvaje genocidio que perpetra Israel con los palestinos. Cuando nos dicen que tenemos que ser implacables con Putin pero pasivos con Netanyahu, ¿es porque hay sátrapas malos y sátrapas buenos? Si Barcelona está a una distancia muy similar de Kiev que de Tel Aviv, ¿por qué una masacre debe interpelarnos más que otra? Y hablemos también de la cuestión democrática. Este gasto militar supuestamente tan importante para nuestras vidas, ¿dónde se ha debatido y con qué mecanismo se aprobará? Una decisión que puede comprometer a varias generaciones de europeos, ¿no debería aprobarse en un referéndum? Puestos a saber, también nos gustaría conocer qué empresas se enriquecerán con nuestro dinero público, porque hasta sería gracioso que termináramos alimentando la ahora oficialmente denostada industria militar norteamericana. Cierto, los pacifistas quizás somos ingenuos y estamos pasados de moda, pero no somos tan imbéciles como algunos pretenden. El relato improvisado para preparar a Europa para una orgía belicista cojea económicamente, moralmente y políticamente por todos lados. Y confirma que Europa es muy buena construyendo cultura, educación y derechos sociales pero tiene muy poca credibilidad queriendo imponer groseramente el lenguaje de la guerra, donde solo tiene sentido la paz. No en nuestro nombre. Quién nos iba a decir que lo tendríamos que volver a gritar.

Suscríbete para seguir leyendo