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El Besòs, paso a paso

Convertir el río en un parque fue una avance histórico. Avanzar en su naturalización es el siguiente reto

Sant Adrià creará un parque junto al Besòs con árboles que consumen poca agua

Las ciudades del Besòs llaman a retirar las cañas invasoras para reducir el riesgo de inundaciones

Recreación del futuro parque lineal que se proyecta en un lateral sobre el parque fluvial del río Besòs.

Recreación del futuro parque lineal que se proyecta en un lateral sobre el parque fluvial del río Besòs. / AYUNTAMIENTO DE SANT ADRIÀ DE BESÒS

El Besòs, que fue una cloaca a cielo abierto (y sus afluentes, cuando llegaban las riadas, una trampa mortal) se ha transformado de forma radical en las últimas décadas. El parque fluvial del Besòs ha sido el resultado de un ejercicio de colaboración, iniciado en 1995, entre diversos ayuntamientos (Montcada i Reixac, Santa Coloma de Gramenet, Sant Adrià de Besòs y Barcelona) y el Consorci del Besòs, que también integra a la AMB, la Generalitat y el Ayuntamiento de Badalona, con aportación de fondos europeos. Un formato de actuación que debería servir de ejemplo para otras tantas intervenciones que saltan fronteras metropolitanas o para abordar las franjas de contacto entre un municipio y otro que se convierten en tierra de nadie. La canalización dura del río con sus muros de hormigón permitió en su día controlar el riesgo de inundación pero no convertirlo en un lugar salubre, y mucho menos naturalizado. Este fue el objetivo de la gran intervención de las últimas décadas, que ha permitido sanear su curso, recuperar la presencia de fauna (que ha regresado incluso tras vertidos tóxicos) y convertir sus riberas en un parque urbano que deja paso al río cuando este, como este último fin de semana, reclama todo su cauce.

En los próximos meses se iniciará la naturalización y reconversión en un pequeño parque lineal de un espacio que actualmente no es más que un descampado en el balcón de Sant Adrià que se asoma al Besòs, entre el río y la ronda Litoral, con vegetación adaptada al entorno. Este corredor verde en la margen derecha del río, entre Gran Via y Guipúscoa, conectará el barrio de La Catalana, el tanatorio del Litoral, la ciudad deportiva del RCDE y el barrio del Bon Pastor. Aún quedan muchos más pasos que dar. Y en la misma línea de renaturalizar el río, los ayuntamientos ribereños reclaman suprimir los cañaverales de especies invasoras, que en un río vivo tienen efectos negativos, y suponen un riesgo incluso en caso de avenidas. Cuando se aborde la intervención en la desembocadura del río, esa zona se convertirá ya no en un parque sino en un espacio natural, cerrado al público (ya lo es, pero a veces solo teóricamente), con vegetación autóctona y capacidad de convertirse en un refugio y lugar de paso de aves. No hablamos solo de paisaje. La regeneración del curso bajo del Besòs ha hecho imaginable la utilización de su acuífero como fuente de reserva ante la sequía, algo inimaginable hace unas décadas. 

Junto a ese espacio se prepara el proyecto de las Tres Xemeneies, que incluye la edificación de 1.783 viviendas, y un complejo dedicado al sector audiovisual en un terreno de unas 32 hectáreas. El Consorci del Besòs ha aprobado el proyecto de urbanización, con un coste de 56 millones de euros, que incluye parterres inundables, pavimentación con drenajes y otros sistemas que minimicen los riegos de inundación en una zona que Protección Civil considera como «potencialmente inundable por criterios geomorfológicos». Aunque la probabilidad sea baja, hay entidades que reclaman que también ese espacio se convierta en un parque litoral que complete el del Besòs. Convendrá valorar con extrema pulcritud y racionalidad si las estrategias de mitigación del hipotético peligro de inundaciones serán suficientes para dar vía libre a una de las iniciativas urbanísticas más destacadas en una área metropolitana que no está no sobrada de espacios centrales con capacidad para absorber la demanda de vivienda.