Punto de inflexión
La confianza se ha roto. Macron se ha dirigido por televisión a sus compatriotas para explicarles la gravedad de la situación y el doble peligro que supone la agresividad rusa y el cambio de postura de Washington
Trump rompe con Zelenski tras una fuerte bronca en la Casa Blanca: "Estás jugando con la tercera guerra mundial"
Von der Leyen anuncia un fondo de 150.000 millones de euros para "rearmar" a la UE

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habla ante el Congreso de Estados Unidos / Europa Press/Contacto/Carol Guzy
Don Trump está poniendo el mundo patas arriba y no utilizo Don como apócope de Donald sino como referencia a Don Corleone, a quien a mi juicio cada día se parece más... con respeto para Marlon Brando y Al Pacino, a los que no creo que les hiciera ninguna gracia la comparación.
Hay que reconocerle a Trump su capacidad para, día tras día, abrir los telediarios y ocupar las primeras páginas de los periódicos con las iniciativas más delirantes -y con frecuencia fugaces- que entusiasman a sus seguidores: desde elegir a los periodistas que pueden asistir a sus ruedas de prensa hasta pretender expulsar a niños nacidos en los Estados Unidos hijos de inmigrantes sin papeles; desde perseguir a jueces, funcionarios o agentes de FBI a cerrar el grifo de la cooperación internacional (USAID), o abandonar el Tratado de París y la lucha contra el cambio climático (en el que no cree) y la Organización Mundial de la Salud, algo menos extraño si se piensa que recomendaba combatir el covid con inyecciones de lejía o que ha puesto a un negacionista de las vacunas al frente del departamento de Sanidad. Por no hablar de la obscena sugerencia de hacer una “Riviera de Oriente Medio” en Gaza, sobre los cadáveres de 50.000 palestinos muertos por las tropas israelís con bombas suministradas por Washington.
Esta semana ha sido aún peor y no me refiero a la yenka de imposición/aplazamiento de aranceles a México y Canadá, que ya es grave (Europa está en la lista de espera) sino al cambio de la posición norteamericana sobre Ucrania y sobre Europa. Un ingenuo Zelenski fue humillado sin piedad en el Despacho Oval por defender la dignidad de su país mientras EEUU votaba en la ONU con Rusia y Corea del Norte, alejándose de sus aliados europeos. Don Trump y su vicepresidente le acusaron de provocar la Tercera Guerra Mundial por desobedecerles “sin cartas en la mano”, como si se tratara de un juego de póker al estilo de Al Capone. Confieso que la chulería, el matonismo y la falta de formas del dúo Trump/ Vance me resultó insoportable. Dos días más tarde, le cortaban a Ucrania el suministro de armas y el aún más vital apoyo en Inteligencia. Hasta que pida perdón.
Los europeos, preocupados por verse también excluidos de una negociación donde está en juego su seguridad, y por el cambio de postura de Trump que deja muy tocada a la OTAN, se han reunido estos días de urgencia en París, Londres y Bruselas para poner en pie una 'Coalition of the Willing' (los que quieran y puedan), liderada por Paris y Londres, que ayude a Ucrania en su heroica lucha y nos permita enfrentar a Rusia si Washington nos deja solos. Es un punto de inflexión porque la confianza se ha roto. Macron se ha dirigido por televisión a sus compatriotas para explicarles la gravedad de la situación y el doble peligro que supone la agresividad rusa y el cambio de postura de Washington. Un discurso claro, preocupante y valiente, donde anunció una fuerte inversión en defensa y se mostró abierto a estudiar con sus aliados la forma de utilizar su fuerza nuclear en defensa de Europa. En realidad, todos tendremos que gastar más en Defensa y Von der Leyen ha propuesto movilizar 800.000 millones de euros con todo tipo de fórmulas, mucha flexibilidad, mucha imaginación, mucho sacrificio y mucha voluntad política porque, cuando se quiere, se encuentra. Jean Monnet decía que Europa avanza a pequeños pasos y grandes saltos y este será uno de ellos, capaz de cambiar muchas cosas en nuestro continente.
El papel de España es una incógnita. Sánchez va a reunir a las fuerzas políticas. De boquilla mucho apoyo a Ucrania, pero la realidad es que gastamos muy poco en Defensa (el último de la UE en relación al PIB) y que los socios de Sánchez en su Gobierno Frankenstein (Rubalcaba 'dixit') le apoyarán y pueden obligarle a hacer de tripas corazón buscando la complicidad del Partido Popular. Porque sin dinero no estaremos tampoco en la toma de decisiones que nos afectarán. Consuela pensar que Albares garantiza que nunca hemos tenido más influencia en Europa, mientras se esfuerza para que en Bruselas se hable en catalán como prioridad máxima...
Don Trump quiere el Nobel de la Paz, necesita éxitos rápidos y quiere halagar a Putin para separarle de China. Zelenski y Europa le molestan. Se equivoca.
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