Opinión | Estados Unidos
Jordi Puntí

Jordi Puntí

Escritor. Autor de 'Confeti' y 'Todo Messi. Ejercicios de estilo'.

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Payasos y monstruos

Cuando Trump y Vance acusan a Zelenski de instigar la tercera guerra mundial, son infantiles y primarios, pero también temibles

Trump rompe con Zelenski tras una fuerte bronca en la Casa Blanca: "Estás jugando con la tercera guerra mundial"

El abogado Kash Patel, antiguo colaborador de Trump, es su elección para dirigir el FBI

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, habla con el presidente de EE.UU. Donald Trump, en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, DC, EE. UU., el pasado 28 de febrero de 2025.

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, habla con el presidente de EE.UU. Donald Trump, en la Oficina Oval de la Casa Blanca en Washington, DC, EE. UU., el pasado 28 de febrero de 2025. / JIM LO SCALZO / POOL / EFE

Como mucha gente, sigo el vendaval político de Donald Trump y su copresidente 'in pectore', Elon Musk, y me parece un espectáculo grotesco y demoledor, pero también fascinante en su eficacia. Su reacción 'antiwoke' es un giro autoritario disfrazado de resistencia cultural, y cada día vemos el poder ejercido con impunidad, con métodos de empresario mafioso. Cuando Trump y Vance acusan a Zelenski de instigar la tercera guerra mundial, son infantiles y primarios, pero también temibles. Payasos y monstruos. Con la excusa de reducir la burocracia de los servicios públicos, Trump y los suyos están imponiendo de hecho un régimen en el que la lealtad absoluta sustituye el debate, y donde ya ha comenzado la purga de disidentes y sospechosos.

Los ejemplos de ese giro autoritario son tan numerosos como inquietantes, y sirva como ejemplo el nombramiento del nuevo director del FBI, Kash Patel, más trumpista que el propio Trump. Hace tres años Patel ya publicó una lista de los “conspiradores a perseguir de forma criminal o civil”, y ahora podrá ponerlo en práctica: en ella aparecen nombres de políticos, fiscales, jueces e incluso algunos republicanos que osaron criticar a Trump. Las listas negras son siempre una señal de alerta, y por supuesto Patel también incluye a los medios de comunicación.

Me pregunto si la censura de los medios será el próximo velo que caerá en esta escalada autoritaria. La primera enmienda de la Constitución de Estados Unidos es la piedra de toque de los derechos individuales y, de hecho, la libertad de prensa y de expresión ya sufren la amenaza: agencias de noticias como AP y Reuters no son admitidas en las ruedas de prensa de la Casa Blanca, y Jeff Bezos, propietario de 'The Washington Post', ha prohibido ya más de un artículo de opinión. Otra cosa son los humoristas políticos como Jon Stewart, Jimmy Kimmel o Stephen Colbert. A pesar de su constante, ácida y quirúrgica burla a la hora de denunciar los delitos, mentiras y abusos autoritarios, a Trump ya le parecen bien mientras vengan siempre de los mismos críticos. Su narcisismo patológico exulta con la exposición pública, aunque sea en su contra. Para él, todo es un espectáculo televisivo.

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