Opinión | Evento tecnológico
Liliana Arroyo

Liliana Arroyo

Doctora en Sociología, especializada en transformación digital e innovación social. ESADE

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La dimensión paralela del MWC

Si en la cara descubierta están los mercaderes y comerciantes, en la trastienda es donde se tejen los acuerdos más estratégicos

El MWC ultima los preparativos de su edición del 2025

El MWC ultima los preparativos de su edición del 2025 / ZOWY VOETEN / VÍDEO: EFE

A pesar del nombre, los móviles y el 'hardware', en general, son cada vez más residuales. Muestra de ello es que muchas marcas lanzan sus terminales más modernos fuera del marco del MWC. La feria es también un escaparate de tendencias a merced de los patrocinadores, bien envuelto en pirotecnia comunicativa y puestas en escena luminosas. Por supuesto, uno de los temas transversales es la IA generativa (ya lo fue desde 2023, desbancando a promesas hiperbólicas como el metaverso). Sigue siendo uno de los mayores encuentros del sector de la comunicación móvil –es importante recordar que la organizadora es la GSMA, que nació con el objetivo de favorecer un sistema global de conectividad móvil. No obstante, la conectividad ya no es solo una cuestión de antenas y señales, ni tan solo de datos e información, sino que cada vez se acerca más a la sociabilidad. La infraestructura también define de qué manera conectamos entre personas, qué interfaces usamos y cómo forjamos las nuevas formas de interactuar entre personas y máquinas. Y, por supuesto, que haya o no haya posibilidad de conectar, despliega una serie de nuevas desigualdades que conocemos como brecha digital. Es decir, que fabricantes y teleoperadoras tienen cada vez un rol más relevante como agentes sociales y no solo como vectores de innovación y generación de riqueza.

Desde que se unieron esfuerzos y el recinto acoge también el 4YFN, el dinamismo entre las grandes empresas y los ecosistemas de emprendimiento e innovación disruptiva ofrece un vibrante contraste entre marcas consolidadas y la agilidad emprendedora. Es un espacio mucho más orientado al 'networking', donde te recuerda que los eventos también son las personas.

A lo largo de 4 días, hay escasos paneles sobre desigualdades, inclusión o ética de la innovación tecnológica. Dado que el acento de la feria está en las propuestas y las promesas, lo disruptivo sería que también hubiera espacios para la retrospectiva crítica. ¿Qué pasó con los hologramas? ¿Por qué seguimos hablando de cómo implementar el 5G? ¿Dónde quedó la revolución del metaverso? La cultura de la innovación tiende a mirar hacia adelante, qué será lo nuevo, lo siguiente, lo máximo… olvidándose a menudo de parar, mirar hacia atrás y aprender del trayecto recorrido.

Como en la vida, hay una fiesta paralela de círculo reducido donde se decide hacia dónde va el mundo. Si la entrada al recinto ya es excluyente (requiere entrada de casi 1.000€ o un pase de cortesía de alguno de los 'stands'), esta otra dimensión del MWC es por estricta invitación. Si en la cara descubierta están los mercaderes y comerciantes, en la trastienda es donde se tejen los acuerdos más estratégicos. Me refiero al programa ministerial, el foro paralelo donde la cúspide de la industria se sienta con gobiernos y representantes de la política pública de diferentes niveles. Es el espacio de lobi por excelencia, donde sería maravilloso que hubiera un diálogo entre los intereses en generar riqueza y la orientación al bien común. En estos momentos, la balanza está demasiado decantada hacia lo primero en detrimento de lo segundo. Lo malo es que ni siquiera cuando termine el congreso sabremos si se ha corregido la inclinación. Mientras tanto, que no nos distraigan los focos ni los artificios, seguiremos exigiendo una sociedad digital donde valga la pena vivir

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