Opinión | NADA ES LO QUE PARECE
Albert Sáez

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Director de EL PERIÓDICO

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España, en el lado correcto de la historia

El presidente francés Emmanuel Macron (D) recibe al primer ministro español Pedro Sánchez (I) antes de una reunión sobre la guerra en Ucrania y la seguridad europea en el Palacio del Elíseo en París, Francia, 17 de febrero de 2025. (Francia, Ucrania) EFE/EPA/TERESA SUAREZ

El presidente francés Emmanuel Macron (D) recibe al primer ministro español Pedro Sánchez (I) antes de una reunión sobre la guerra en Ucrania y la seguridad europea en el Palacio del Elíseo en París, Francia, 17 de febrero de 2025. (Francia, Ucrania) EFE/EPA/TERESA SUAREZ / TERESA SUAREZ / EFE

España no siempre ha estado en el lado correcto de la historia. Franco estuvo con Hitler en Hendaya, pero no en Yalta. Aunque supo ponerse al pairo de los Estados Unidos en los tiempos de la guerra fría. Más recientemente, Aznar estuvo en las Azores cuando los Estados Unidos de Bush se quedaron solos junto al Reino Unido y Portugal en la segunda guerra del golfo. En aquellos días, el ministro Mayor Oreja se paseaba por los cenáculos explicando como la participación en aquella guerra acabaría llevando a España al G-8. De aquellos polvos del 2003 vinieron los lodos del 2008, y del G-8 pasamos a ser casi rescatados por nuestros socios europeos después de una llamada al orden de Obama a Zapatero. Estar donde no estaban ni Francia ni Alemania, no nos fue bien. Este lunes, Sánchez estuvo en París, en la cumbre para denunciar que los Estados Unidos han traicionado a la UE. Y, como gusta destacar a la prensa primaria, se evidenció el desacuerdo sobre la necesidad de enviar tropas a Ucrania. Pero pasaron también cosas positivas: en el frente improvisado contra Trump estuvieron desde Stramer hasta Meloni. Faltaron esos patriotas que no son otra cosa que perros falderos de Trump a los que desprecia con la misma intensidad que le adulan. 

 Aunque a algunos les pueda la antipatía hacia Sánchez, España estuvo este lunes donde tenía que estar. La coalición para defenderse de Trump es débil, pero el viento de la historia le acabará yendo a favor. Lo de Trump en Ucrania es una locura de las mismas dimensiones de lo de Bush Jr. en Irak. Como dice el adagio lo que no puede ser no puede ser y, además, es imposible. No se puede llegar a una paz estable en Ucrania sin enviar tropas norteamericanas o sin que las envíen los europeos. Es inoperante. Y no las van a enviar si no están en la mesa de negociación, La alternativa es una selva en la que Rusia puede invadir las repúblicas bálticas y disputarle Groenlandia a Trump o Xi Jinping puede entrar mañana en Taiwan. La real politik acabará imponiéndose porque Rusia está casi tan arruinada como la antigua Unión Soviética. París es una carta ganadora y la de las Azores fue perdedora. 

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