Opinión | Política en clandestinidad
Joan Tapia

Joan Tapia

Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

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El caso Comorera

El libro de Antoni Batista relata la detención del dirigente del PSUC que, en 1949, fue expulsado del partido por querer que fuera independiente del PCE y de Moscú

libro Barcelona 1939 sede PSUC

libro Barcelona 1939 sede PSUC / Arxiu Fotogràfic de Barcelona

El Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC) fue fundado en 1936 por la unión de cuatro partidos socialistas o comunistas. Tuvo un papel importante contra la dictadura y en 1977 su secretario general, Antoni Gutiérrez Díaz, formó parte del gobierno de unidad de Josep Tarradellas a su vuelta del exilio. Más tarde, “el Guti” rehabilitó la figura de Joan Comorera, su primer secretario general y conseller de la Generalitat durante la guerra civil, al que expulsaron acusado de 'titista', el comunista yugoslavo que se enfrentó a Stalin. Una tesis doctoral de Josep Caminal explicó la historia.

Comorera fue expulsado en 1949 porque quiso un PSUC independiente del PCE y de Moscú. Pero entonces la disidencia se pagaba y fue acusado de todo por el órgano oficial del partido: “el traidor Comorera es un repugnante delator al servicio de la policía franquista… responsable de las detenciones de López Raimundo y de otros compañeros en julio de 1951... y por estos crímenes tendrá que responder ante la clase obrera y el pueblo”.

Son acusaciones que recuerdan los procesos de Moscú de los años treinta, que acabaron en múltiples ejecuciones. Pero el exilio francés no era la URSS y en 1951 Comorera cruza la frontera, vuelve a Barcelona, intenta rehacer su PSUC e incluso publica varios números de 'Treball', el órgano del partido. En julio de 1954 es detenido por el jefe de la Brigada Político-Social, Antonio Juan Creix, luego será condenado a 30 años de prisión y muere en la cárcel de Burgos en 1958.

Ahora, un libro del escritor y periodista Antoni Batista ('La veritat del cas Comorera', Ara Llibres) aporta nueva luz sobre su regreso a Catalunya y las investigaciones sobre su paradero de varios servicios del franquismo que llevaron a la detención -en base a la información de un comunista confidente de la policía- en su domicilio de Consell de Cent-Aribau, muy cerca del piso donde Carmen Laforet había escrito 'Nada'.

Batista no solo explica esta tremenda historia del 'PSUC contra PSUC', bajo Stalin y bajo Franco, sino que aporta información inédita sobre el papel de los servicios del PNV, que facilitaron su regreso clandestino a Catalunya e incluso pagaron al abogado, que hizo una defensa profesional ante el consejo de guerra.

También sus largos interrogatorios por Creix, pues ha tenido acceso a las copias mecanografiadas que el comisario -que no le torturó- había guardado. Creix le da a elegir entre la delación -facilitándole luego una identidad falsa y fondos para vivir en otro país-, o un consejo de guerra en el que arriesgaba incluso la pena de muerte. Como Companys. Comorera elige el consejo de guerra.

El libro está lleno de interesantes claves y en 2025 sorprende. Hace 75 años el purgado secretario general de un partido comunista decide volver a España y jugársela para revivir el partido y enfrentarse tanto al comunismo de Moscú como a la dictadura de Franco. Muere a los 61 años, preso y enfermo, siete años después. Eran otros tiempos. ¿Más heroicos? Mucho peores.

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