Opinión | La carrera tecnológica

Liliana Arroyo

Liliana Arroyo

Doctora en Sociología, especializada en transformación digital e innovación social. ESADE

Barcelona

París o cómo salir de la bipolaridad tecnológica

El presidente francés, Emmanuel Macron, el martes durante su intervención en la cumbre sobre inteligencia artificial de París.

El presidente francés, Emmanuel Macron, el martes durante su intervención en la cumbre sobre inteligencia artificial de París. / ABDUL SABOOR / POOL / AP

Tras el AI Action Summit en Paris, amistades parisinas me confiesan que lo han visto como la Paris Fashion Week: un escaparate con mucha expectativa pero que poco cambia la vida de a pie

El relato sobre la IA está en situación de bipolaridad tecnológica y se apalanca en la retórica de la confrontación, con pátinas de competición y belicismo. Esta narrativa testosterónica tiene mucho que ver con las voces dominantes en espacios de poder tanto en la esfera política como en el mundo empresarial. Eso nos estrecha la mirada y deja fuera la mayoría. Fijaos, en el mundo hay 193 estados y cuando hablamos de IA solo se nos ocurren dos: China y Estados Unidos. 

Estamos lejos de una gobernanza global, que recibió un revés importante cuando Reino Unido y Estados Unidos no se sumaron al acuerdo por una IA inclusiva y sostenible. No obstante, cada vez hay más voces que reclaman reenfocar la conversación del 'norte global' hacía la 'mayoría global'. Esto incluye Europa como ejemplo de colaboración regional, pero también países de América Latina, África y Asia, con India en la posición privilegiada. País que, por cierto, colideraba el encuentro parisino por bien que quedó eclipsado por los flashes a Macron, quien aprovechó el encuentro para sacar pecho de Le Chat (de MistralAI). India precisamente tiene experiencia en el ámbito de los medicamentos genéricos pues es el tercer país exportador con un 20% de la fabricación mundial. Consciente de su peso demográfico, apuesta ahora por una infraestructura digital única para gobiernos, empresas y ciudadanía (bautizada como IndianStack). 

La Unión Europea (cada más disgregada) ha anunciado 200.000 millones de euros de inversión en inteligencia artificial, pero falta ver la letra pequeña. Es una forma de salirse del actual rol de reguladora e intentar entrar en la carrera digital. También en París se ha lanzado la iniciativa EU AI Champions, con un llamamiento del mundo corporativo por la simplificación regulatoria. De Orange a Spotify, pasando por Airbus o L’Oreal, 60 empresas se ofrecen para trabajar con la Comisión y los estados miembros en esta materia. 

De todos modos, hay que ampliar el relato porque elegir entre regulación o innovación es un falso dilema. Hay que pensar a largo plazo, a lo Draghi. Un ejemplo sería EuroStack: una propuesta integral para generar una infraestructura digital pública, ideado por especialistas de diversos ámbitos como las finanzas, el desarrollo económico, la sostenibilidad, o las políticas públicas. Han calculado que esta transformación requiere una inversión de 300.000 millones y puede tardar una década. Y aborda algo clave como la convergencia tecnológica: hoy es la IA, mañana la cuántica y pasado… ¿quién sabe? La resiliencia requiere diversificar, anticipar y pensar en colectividad. Implica tejer alianzas más allá de los socios europeos. Si conseguimos descolonizar la mirada, hallaremos en el sur global socios estratégicos con experiencias diversas de las que aprender.

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