Opinión
Albert Sáez

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Director de EL PERIÓDICO

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Los retos del fútbol femenino

El Espanyol denuncia un tocamiento de Mapi León a Daniela Caracas

El Espanyol denuncia un tocamiento de Mapi León a Daniela Caracas

Los machirulos han salido de sus cavernas para utilizar el caso de Mapi León y su presunta agresión sexual a Daniela Caracas en un derbi Espanyol-Barça a favor de sus tesis trasnochadas que no contemplan el fútbol femenino como un progreso en la igualdad de género sino como una práctica woke en su versión LGTBI. Frente a ellos, los primarios morales, más numerosos que los woke, han visto con impotencia como la condición humana se imponía por encima de los géneros y el uso de malas artes en los campos o el fanatismo de los aficionados aparecía con igual intensidad en la Liga F que en La Liga. En esta historia hay mucha hipocresía y algo que no se entiende: la falta de contundencia de los clubes, tanto a favor como en contra de las jugadoras. El resumen es que el fútbol femenino es humano y los adalides de la igualdad de género pueden ser igual de dogmáticos que los que se resisten a impulsarla.

 Bajo este debate trumpista hasta la médula, lo que acaba resultando relevante es que todos los avances que se han hecho en los últimos años en la lucha contra la violencia y las agresiones en el fútbol masculino no se han adaptado al femenino y los mecanismos de control están anticuados, quizás por exceso de confianza en que no se reproducirían las mismas conductas, quizás por la misma negligencia que se demostró en las estructuras federativas en el caso Rubiales. Una vez más, se constata que el fútbol, en España y en el mundo, tiene un serio problema de gobernanza porque las instituciones se rigen por criterios casi medievales, aunque se muevan en terrenos tan contemporáneos como la igualdad de género. Algo que maneja los millones que maneja y que tiene el impacto social que tiene no puede estar en manos de señoros que, aparentemente, se dedican a ello por amor al arte y que no rinden cuentas más que ante sus iguales a los que reproducen como hacía la nobleza en sus peores años.

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