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La importancia del traspaso de la R1

La línea del Maresme traspasada a la Generalitat va a convertirse en la guía a seguir para el resto de trazados

Así es la R1: lo que sabemos y no sabemos del traspaso de la primera línea de Rodalies al Govern

Un Rodalies de la R1 circula sobre uno de los pasos soterrados para peatones, en Sant Adrià de Besòs.

Un Rodalies de la R1 circula sobre uno de los pasos soterrados para peatones, en Sant Adrià de Besòs. / Manu Mitru

Los gobiernos catalán y español continúan dando pasos para materializar el traspaso de la línea de Rodalies R1 a la Generalitat. Sin embargo, el traspaso de esta línea no va a producirse tan rápido ni va a ser tan sencillo como algunos esperaban. La línea que discurre por la costa del Maresme, por la que no circulan trenes regionales ni de larga distancia, va a ser la primera en traspasarse y, por lo tanto, se ha convertido en el laboratorio de pruebas para las otras líneas de Rodalies. 

Como se recordará, el traspaso «integral» de Rodalies fue una de las condiciones que, junto con la amnistía, ERC puso al PSOE a cambio de la investidura de Pedro Sánchez. El deseo expresado por ambas partes era el de mejorar el servicio. Con ese fin se están negociando las obras ferroviarias más urgentes dentro del Pla de Rodalies, que alcanza hasta el año 2030.

La Generalitat ya asumió en el año 2010 un primer traspaso, fruto, en aquel entonces, del acuerdo entre los gobiernos de José Montilla y José Luis Rodríguez Zapatero. La Generalitat asumió algunas competencias, que enseguida se revelaron del todo insuficientes. Además, no se cumplió el plan de inversiones programado, a causa de las restricciones presupuestarias motivadas por la crisis económica. Pese a que fue calificado de pacto «histórico», el traspaso no incluía ni los trenes, ni las vías, ni las estaciones.

El Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) acaba de dar a conocer una encuesta en que, por primera vez, el servicio de Rodalies recibe un suspenso –4,5– por parte de los catalanes, consecuencia de las continuas incidencias. Esta valoración contrasta con el notable –7,5– que reciben los Ferrocarrils de la Generalitat o el 7 del Metro de Barcelona (redes, eso sí, con una infraestructura mucho menos complicada de gestionar). El malestar por el funcionamiento deficiente de Rodalies es antiguo y el traspaso, una reivindicación que viene de lejos. Uno de los antecedentes de las manifestaciones del 'procés' fue, precisamente, la protesta de diciembre de 2007 en Barcelona.

Una de las actuaciones fundamentales a realizar es la creación de la empresa mixta, formada por el Govern y Renfe, que deberá gestionar el servicio ferroviario de proximidad. La nueva compañía tendrá un consejo de administración paritario, pero el presidente será propuesto por el Ejecutivo autonómico. Un ejercicio de concertación que, pese al traspaso «integral», sigue siendo necesario, ante la evidencia de que el servicio de Rodalies no es una realidad independiente del resto de red ferroviaria, que seguirán gestionando y operando Renfe y Adif.

Otro asunto a resolver es cuántos recursos económicos acompañarán al traspaso de la gestión de las líneas de Rodalies, empezando por la de la costa del Maresme. Estos recursos deberán ser suficientes para que la mejora del servicio se note entre sus usuarios y pueda comenzar a revertirse el descontento actual. En paralelo, habrá que ver qué solución se ofrece a los trabajadores de Renfe, que temen que los traspasos acaben afectando negativamente a sus condiciones laborales. 

La línea del Maresme va a convertirse en la guía a seguir para el resto de trazados, por consiguiente, tanto la administración autonómica como la central quieren evitar errores. Y debería ser más importante que siente un precedente positivo que la prisa por anotarse un tanto negociador.