Opinión | El pataleo
Josep Pedrerol

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Periodista

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¡Cuánta hipocresía!

Buscar un nuevo escenario para el arbitraje en España no debería ser motivo de enfado sino de debate sereno en el mundo del fútbol.

Medina Cantalejo, el presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), en una rueda de prensa.

Medina Cantalejo, el presidente del Comité Técnico de Árbitros (CTA), en una rueda de prensa. / Efe

Todos contra el Madrid. Ese parece ser el nuevo dogma, la consigna de moda, el frente común en nuestro fútbol. Se escenificó, de forma nítida, en la reunión que la Federación montó con los clubes y los árbitros el otro día. Como se esperaba, el Real Madrid decidió no acudir porque exige un cambio total en la estructura del arbitraje español y no quiere participar en una foto familiar en la que no cree. Está en su derecho. El resto de equipos hizo acto de presencia y aprovechó para atizar de lo lindo. Sin micros, la mayoría de los asistentes criticaron al equipo blanco por su ausencia y por el durísimo comunicado que había sacado contra el estamento arbitral. El malo de la película estaba claro. Resulta que muchos de los que estaban ahí sentados, si no todos, también se habían quedado a gusto con los árbitros, el VAR o el caso Negreira. Es muy antiguo, cada uno mira por su interés y presiona como puede y donde puede. Si un club es beneficiado por un error, los árbitros son humanos y merecen todo el apoyo del mundo. Pero si es en contra… En fin, lo de siempre.

En el Barça, Yuste salió de la reunión con la Federación diciendo que había que estar unidos, pero Flick o Raphina han rajado de los árbitros. En el Atlético de Madrid, Simeone insinuó que el Madrid lleva 120 años robando y, tiempo atrás, que la Liga estaba peligrosamente preparada para que la ganase su eterno rival. Pero hay que estar unidos. Luego está Del Nido Carrasco, que asegura que el Madrid se está cargando la competición y a la vez exige al Barça que explique el caso Negreira o no se sienta en su palco. En definitiva, críticas por todos lados, pero el Madrid es el culpable de casi todo porque pide un cambio en la organización arbitral, que sea ajena a la Federación, que dependa del Consejo Superior de Deportes. Es una opción. El otro día, Medina Cantalejo me reconoció en ’El Cafelito’ el inmenso daño que el caso Negreira había hecho a los suyos, los árbitros. Es evidente. Por eso, buscar un nuevo escenario no debería ser motivo de enfado sino de debate sereno en el mundo del fútbol. Los problemas hay que afrontarlos con valentía y no con enfrentamientos.