
Catedrático de Economía Financiera de la Universitat Pompeu Fabra.

Oriol Amat
Oriol AmatCatedrático de Economía Financiera de la Universitat Pompeu Fabra.
Aranceles que empobrecen

El presidente de EEUU, Donald Trump. / KENT NISHIMURA / REUTERS
En las últimas décadas, la eliminación de barreras comerciales entre países ha dinamizado el comercio, acelerando el crecimiento económico, reduciendo costes para los consumidores, fomentando el empleo y contribuyendo a una mejora general del nivel de vida. Ahora con la vuelta de Donald Trump se está produciendo el efecto contrario. Trump ha empezado a cumplir su promesa de imponer aranceles y ya los ha anunciado para México, Canadá y China, entre otros. Pronto le tocará el turno a la Unión Europea, argumentando que no compra suficientes productos estadounidenses, como armamento. El proteccionismo desatará una guerra comercial. De momento, China ya ha respondido imponiendo aranceles a Estados Unidos y otras restricciones. No es nuevo, ya ocurrió en el primer mandato de Trump. Toda acción genera reacción.
¿Qué consecuencias tendrán estas medidas? Según un informe de la London School of Economics, el nuevo proteccionismo podría reducir el PIB de Estados Unidos y el de China cerca de un 1%. En Europa, Goldman Sachs prevé un impacto similar, con una caída del PIB del 1%, aunque algunos países y sectores sufrirán más. Alemania, por ejemplo, con una fuerte exposición al mercado estadounidense, podría ver reducido su PIB en un 1,12%. En España, donde las exportaciones a EEUU sólo representan el 5% del total, la contracción puede llegar al 0,7%. A nivel sectorial, la automoción europea sería una de las más perjudicadas, con una caída significativa de las exportaciones a Estados Unidos, afectando principalmente a los fabricantes alemanes pero también a otros países europeos. Además, sectores como la industria química, farmacéutica y la agroalimentaria también saldrían perjudicados.
La respuesta europea debería empezar por la vía diplomática. Si fuera necesario, se podrían aplicar medidas de reciprocidad sobre productos estadounidenses, como en el primer mandato de Trump. Paralelamente, la UE puede acelerar la diversificación de mercados con acuerdos comerciales como el de Mercosur y apoyar a los sectores más afectados, como el agroalimentario y el automóvil. Además, será necesario acelerar la puesta en marcha de las propuestas del Informe Draghi, reforzando la industrialización y la innovación con la inversión de 800.000 millones de euros. Esto permitiría reducir la dependencia exterior y fortalecer la competitividad europea.
Actuar con inteligencia
En definitiva, el regreso de Trump tendrá consecuencias negativas a nivel global, perjudicando el bienestar de millones de personas, incluidos los estadounidenses. Ante este escenario, será necesaria determinación, combinando diplomacia y reciprocidad, diversificando mercados e impulsando industria e innovación para reforzar competitividad y bienestar. La Unión Europea debe actuar con inteligencia. Como señalaba el historiador italiano Carlo M. Cipolla, la estrategia de "yo pierdo, tú pierdes" es propia de la estupidez y lleva al declive general, mientras que la actitud inteligente busca un "yo gano, tú ganas". Hace falta inteligencia para que el mundo gane.
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