Opinión | GÁRGOLAS

Josep Maria Fonalleras

El dodo y las lenguas

'Kneecap': gags, ideología, drogas y rap irlandés

Un fotograma de 'Kneecap'.

Un fotograma de 'Kneecap'. / EPC

Si digo Naoise Ó Cairealláin, JJ Ó Dochartaigh o Liam Óg Ó Hannaidh (con todas las letras y los acentos donde tocan) seguramente pensarán que me lo invento. Y si digo Móglai Bap, DJ Próvaí o Mo Chara, los nombres artísticos de estos tres chicos, que son músicos, tendrán la convicción de que escribo en un idioma indescifrable. De hecho, es cierto. Son nombres en gaélico irlandés, una lengua que, en la República de Irlanda hablan unas 80.000 personas y, en Irlanda del Norte, unas 6.000. Móglai Bap, DJ Próvaí y Mo Chara son los integrantes de un grupo de rap – Kneecap – que componen y cantan en gaélico, la lengua celta que les comentaba y que podríamos decir que lleva años viviendo un proceso de extinción. El mismo proceso que sufrió hace más de tres siglos un pájaro que se parecía a un cisne, pero contrahecho y gordo, con unas alas muy cortas, y que se llamaba dodo.

En una de las escenas de la película 'Kneecap', que toma el nombre del grupo y que interpretan los componentes reales de la formación, uno de estos músicos dice: "El irlandés sería como el último dodo atrapado detrás de un cristal en un zoo: se mira, pero no se toca. Alguien debe romper el cristal de una vez y liberar al dodo para que pueda vivir". Esto es lo que hacen. Irreverentes, audaces, católicos y antibritánicos, se atreven a hablar de drogas y de sexo, chapuceros y en contra de la tirantez moral que imponen los antiguos miembros del IRA (una especie de torpes radicales, como si salieran de 'La vida de Bryan'), indignados porque el rap en gaélico "no ayuda a la causa".

La película (nominada a los premios BAFTA como mejor filme en lengua extranjera) es una delicia (con denuncia y con humor, como ocurría en la serie 'Derry girls') que esconde toda una lección sociolingüística. "Cada palabra en irlandés", afirman, "es una bala contra el invasor; el irlandés es la luz que nos guía hacia la libertad". 'Kneecap' nos enseña al menos dos cosas: las lenguas (todavía) están vivas si se pueden corromper (si nos atrevemos a romper el cristal del zoo) y porque "todavía hay gente que las habla".

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