Opinión | NADA ES LO QUE PARECE
Albert Sáez

Albert Sáez

Director de EL PERIÓDICO

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Mecenazgo: un ambicioso proyecto para Catalunya

Afterwork amb Maite Esteve, directora de la Fundació Catalunya Cultura, a la Casa Seat, dimecres. | JORDI OTIX

Afterwork amb Maite Esteve, directora de la Fundació Catalunya Cultura, a la Casa Seat, dimecres. | JORDI OTIX

Maite Esteve, la directora de la Fundació Catalunya Cultura participó este miércoles en el Afterwork con los lectores de EL PERIÓDICO. Es una firme defensora de la economía social, es decir, de las empresas con propósito. Lo deseable sería que la economía social fuera simplemente la economía. Pero la condición humana es la que es. De manera que hay que generar condiciones que favorezcan algunas de sus pulsiones, como el altruismo, y moderen otras, como la codicia. Tras participar en otras muchas fundaciones y asociaciones, Esteve dirige ahora esta entidad que trata de impulsar el mecenazgo en el mundo de la cultura, proporcionando recursos al talento para que conecte con el público. Esteve ha logrado algo que parecía imposible como ha sido reformar la ley española de mecenazgo para dar cabida a nuevas fórmulas que estimulen la transferencia de fondos a todo tipo de incitativas culturales. Esteve incluso ha conseguido que esa reforma superase el tsunami de la reelección de Pedro Sánchez. De manera que hay que estar atentos a sus próximos movimientos.

Con el impulso de la Fundació Catalunya Cultura, esta semana se ha empezado a tramitar en el Parlament una ley catalana de mecenazgo que apunta buenas maneras. De entrada porque será la primera que se hace tras 40 años de autonomía. Una muestra más de la prisa que tuvieron algunos en pedir todas las competencias antes de ejercer las que ya se tienen. Incluso Castilla- La Mancha ha tenido una ley de mecenazgo antes que Catalunya. Esteve se propone que, con esta norma, este país vuelva a ser pionero en la materia poniendo en marcha nuevas fórmulas para conseguir lo que hace un siglo se hizo de manera espontánea: que las personas y las empresas se comprometan con la cultura. Los primeros como consumidores y los segundos como patrocinadores. Porque en ambos casos es rentable. Al fin y al cabo, sin los mecenas del modernismo en el Eixample, hoy Barcelona se moriría de hambre

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