El peor día de Pedro Sánchez
Con la mayoría de la investidura rota, el PP, Vox y Puigdemont tumban, juntos y revueltos, su tan predicada revalorización de las pensiones con el IPC
PP y Junts tumban la subida de las pensiones y colocan al Gobierno en una situación límite
Junts y PNV cumplen su amenaza y tumban el impuesto energético

Agencia ATLAS / Foto: EP
Pedro Sánchez ha empezado 2025 con muy mal pie. Con tres votaciones que muestran su gran fragilidad. Y su incapacidad, sin cambios en la actitud de Junts, no solo para tener presupuestos sino incluso para gobernar. Este miércoles fue para Sánchez el peor día de esta legislatura desde la investidura de 2023.
El Gobierno necesitaba convalidar tres importantes decretos-ley. Perdió dos por la confluencia de Junts con el PP y Vox. Y solo salvó uno, la reforma de la jubilación parcial acordada con los agentes sociales, gracias al PP, pero con el voto en contra de Junts y de otros aliados del Gobierno. Queda clara una estrepitosa falta de mayoría parlamentaria, pero lo más relevante fue lo que pasó con el segundo decreto-ley (el impuesto a las eléctricas) y, más aún, con el tercero, el ómnibus que incluía la revalorización de las pensiones y bonificaciones al transporte público, que tendrán consecuencias inmediatas.
El impuesto a las eléctricas ya se sabía que no pasaría porque Junts y el PNV lo habían dicho. Pero el Gobierno, sabiéndolo, lo presentó porque era la condición de Podemos para su voto en diciembre el decreto-ley de normas fiscales, entre ellas el impuesto a la banca, que el Gobierno vendió con prepotencia como la reforma fiscal. Sánchez sabía que era imposible, Podemos también, pero exigió que se presentara. Aunque ya dijo -y ahora insiste- que la no aprobación sería un grave incumplimiento del Gobierno y que no entraría a negociar los presupuestos. Como si Junts y el PNV fueran Sánchez. Estupidez de Podemos, cierto. ¿Pero puede un Gobierno sostenerse con pactos imposibles y fantasiosos que indican -además de cinismo- una gran empanada mental?
Pero lo peor fue el rechazo al decreto ómnibus, que incluye la subida de un 2,8% de las pensiones a 12 millones de beneficiarios, las bonificaciones en el transporte público y otras medidas dispersas. ¿Puede el Gobierno continuar sin mayoría suficiente para algo para él tan troncal, como subir las pensiones con el IPC? ¿Puede seguir gobernando sin mayoría para aprobar nada sustancial? Salvo que se crea en los milagros…
Salvo, claro, que pueda reconducir su relación con Puigdemont. Casi un milagro. Porque, literatura aparte, Puigdemont está frustrado no solo porque el Supremo no le aplica la amnistía, sino porque Sánchez e Illa tampoco le reconocen la “amnistía política”: cumbres con él en Bruselas y con TV. Y más en el fondo late la amargura. La progresiva normalización de Catalunya la siente como una traición a lo que creyó que eran los acuerdos de investidura con el PSOE, que en Catalunya había que reparar un conflicto histórico desde 1714. ¿Se repara con la realidad actual, Illa en la Generalitat y él en Waterloo? En su lógica no se está cumpliendo 'el espíritu' de los acuerdos de investidura de 2023. ¿Un absurdo? ¿Una excusa para sacar más tajada? Piensen lo que quieran, pero es difícil que así se pueda gobernar España.
Por otra parte, se puede entender que el PP y Junts (e incluso Vox) hagan una pinza para triturar a Sánchez, aunque no lo puedan hacer caer. Ya lo hicieron hace años Aznar y Anguita contra Felipe. Pero, ¿jugando con la revalorización de los ingresos mensuales de 12 millones de pensionistas? Es un 'no' -sin alegar ninguna diferencia política- que perjudica a demasiada gente y que desprestigia a la política ante el ciudadano de a pie. Sí, el Gobierno podría haber recurrido no a un ómnibus sino solo a uno para las pensiones.
Pero el gran enredo es otro. Sánchez tuvo mayoría (con Puigdemont) para ser investido, pero no tiene mayoría (sin Puigdemont) para gobernar. Feijóo decía que debía ser investido, pero perdió. Y tampoco tiene mayoría para echar a Sánchez con una moción de censura. Y Puigdemont usa la bisagra de sus 7 escaños (sobre 350) para, ya que Catalunya no es un Estado, vengarse. Hacer y deshacer en Madrid. Puigdemont puede porque Sánchez y Feijóo son víctimas de un desmedido personalismo que les lleva a ningunear al otro y (si pueden) liquidarle. Caiga lo que caiga.
Los tiempos eran otros, pero el PP de Rajoy llegó a pactar con el PSOE (sin Sánchez) su última investidura. Y con Sánchez el 155. Quizás la diferencia es que entonces el PP estaba en La Moncloa.
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