Opinión | Apunte
Andreu Claret

Andreu Claret

Periodista y escritor. Miembro del Comité editorial de EL PERIÓDICO

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Trump, de un plumazo

Las primeras medidas de Trump: cierre de la frontera, deportaciones masivas y fin de las políticas verdes y trans

Donald Trump firma sus primeros decretos presidenciales

Donald Trump firma sus primeros decretos presidenciales / Melina Mara / Bloomberg

Rodeado de líderes republicanos, Donald Trump firmó sus primeras órdenes en el Senado. El silencio eran el de los días que hacen historia. Detrás de él, Melania seguía impertérrita, inaccesible, refugiada detrás del sombrero que la protegió de besos inoportunos durante buena parte de la toma de posesión. Se oyó cómo la punta de la estilográfica rasgaba el papel de alto gramaje. "De un plumazo revocaré docenas de órdenes destructivas y radicales firmadas por Biden, que mañana a esta hora serán nulas y vacías", había declarado la víspera. Durante la cena de gala que siguió la incursión en el Senado se le veía ansioso por volver a sacar la pluma. Lo hizo al final de una jornada triunfal, a su manera, inequívoca, irrepetible, ante miles de seguidores que habían desafiado el frío glacial para escuchar a su nuevo líder. Hombres y mujeres a quienes ha devuelto la ilusión por una América grande, imperial. "Una era dorada", dijo él, ajeno a las resonancias perturbadoras del concepto. No se le puede pedir que conozca la historia europea de los años treinta.

A miles de kilómetros de Washington, el principal diario económico de Nueva Delhi escribía ayer que "la pluma de Trump despertará y asombrará América". Y al mundo, podríamos añadir. Nunca la pluma de un presidente ha sido tan mencionada. Y es que Trump prometió firmar un centenar de decretos antes de irse a la cama. Para que al despertarse no quede rastro de la pesadilla 'woke' que Biden y Harris han tolerado y alentado.

Su firma es tan impresionante como su nueva foto oficial. De trazo grueso, dicen que le gusta firmar en auténticas sábanas de papel, grandes como el golfo de México. O de América, a partir de mañana. Cuando llegó a la Casa Blanca por primera vez, en 2017, un redactor de EL PERIÓDICO tuvo la idea de enseñar su rúbrica a un reputado grafólogo español. “Una energía enorme, que puede llegar a la brutalidad”, dijo el experto, sin pensárselo dos veces. 

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